«Es fundamental refortalecer la conexión del progreso científico con el sector productivo»
Rafael Zas Arregui fue nombrado en el mes de julio director del CSIC y en esta entrevista nos cuenta cómo asume el reto y qué aspectos deben mejorar en las investigaciones del sector agrario y forestal en Galicia.
La Misión Biológica de Galicia (MBG) se creó en 1921 por la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) y en 1939 pasó a depender del CSIC. Se ubicó en sus inicios en Santiago de Compostela y se trasladó a Pontevedra en 1927. En febrero de 2022 el CSIC acordó, por Resolución del Consejo Rector, la integración del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (IIAG) en la MBG. En el mes de julio de2023, la dirección del CSIC se renovó y Rafael Zas Arregui fue nombrado director.
Rafael es ingeniero desde 1996 y doctor Ingeniero de montes desde 2001 por la Universidad Politécnica de Madrid. Realizó su tesis doctoral entre esta Universidad y el Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán, donde inició su etapa posdoctoral, que continuó en el SCION (Rotorua, Nueva Zelanda). En 2008 se incorporó al CSIC como científico titular en la MBG, donde desde esa fecha dirige el grupo Genética y Ecología Forestal.
En esta entrevista nos cuenta como asume el reto de dirigir el CSIC, cuáles son los principales objetivos, qué aspectos deben mejorar en las investigaciones del sector agrario y forestal en Galicia y en qué está enfocando su línea de investigación en estos momentos.
– Acabas de ser nombrado director de la Misión Biológica de Galicia. ¿Qué supone para ti esta nueva responsabilidad y cuáles son los retos que te marcas para tu mandato?
Ser director de un Instituto del CSIC es para mí un gran orgullo, pero a la vez una enorme responsabilidad. El CSIC es la principal institución de investigación de España. Es enorme y compleja y descarga mucha responsabilidad de la gestión diaria y la toma de decisiones en las direcciones de los institutos (hay del orden de 120 Institutos en el CSIC cubriendo todas las áreas de conocimiento). La Dirección de un Centro juega, por tanto, un papel clave y puede ser determinante para el progreso de un determinado Centro.
Como director de la MBG, el principal objetivo de fondo es posicionar al Instituto como centro de vanguardia, líder y de referencia en la investigación de ámbito agrario, forestal y ambiental, tanto a nivel autonómico como nacional e internacional. Hay que luchar por convertir a la MBG en un centro de investigación visible, atractivo e ilusionante para el personal investigador joven nacional y extranjero. Son, sin duda, retos ambiciosos y de alto calado, pero desde mi punto de vista abordables, sobre todo teniendo en cuenta la favorable evolución de los últimos años.
Afronto esta etapa con mucha ilusión y ganas, y espero poder ayudar a que la Misión Biológica de Galicia y la investigación agroforestal en nuestra comunidad prospere y contribuya a mejorar la delicada situación en la que se encuentran nuestros sistemas agrarios y forestales y el medio ambiente en general.
«En la MBG se abordan aspectos clave y actuales relacionados con la sostenibilidad y el futuro de nuestros sistemas agrarios y forestales»
– Serás el primer director tanto de la MBG con la integración del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (IIAG). ¿Cómo avanza este proceso de integración y cuáles fueron las razones que motivaron la misma?
La fusión de la MBG con el antiguo Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (IIAG) ocurrió en diciembre de 2021, cuando ocupaba el puesto de vicedirector. Fue una decisión tomada unilateralmente desde la Organización Central de Madrid, que entiendo se alarmó con el envejecimiento de la plantilla científica del Centro de Santiago y el escaso ritmo en la renovación de personal. En ese momento la MBG de Pontevedra mostraba muy buena proyección, con varias incorporaciones recientes de científicos con líneas de investigación muy punteras y activas y, en general, todos los indicadores científico-técnicos en alza. Desde mi punto de vista, la fusión de los dos antiguos institutos, aunque un tanto traumática y atropellada, está siendo muy positiva para el conjunto. Tras la integración, ahora somos un Centro mucho más robusto, amplio y diverso, lo que mejora notablemente nuestra imagen exterior favoreciendo con ello la captación de talento y recursos financieros tanto en el sector público como en el privado. El aumento de masa crítica y la variedad de líneas de investigación son sin duda, importantes valores extra.
– ¿Qué destacarías de los proyectos de investigación que está realizando la MBG en este momento? ¿Cuáles son las líneas de trabajo en la que queréis centraros de cara al futuro?
En la actualidad en la MBG tenemos un total de 15 grupos de investigación centrados en líneas de trabajo muy variadas que van desde aspectos más básicos sobre el funcionamiento e interacciones en ecosistemas agrarios y forestales, hasta orientaciones más aplicadas relacionadas con la mejora de cultivos agrarios específicos. Varios de estos grupos focalizan sus esfuerzos en aspectos relacionados con la gestión de recursos fitogenéticos y la mejora genética de cultivos agrícolas específicos (maíz, brásicas, leguminosas, vid, etc.) y especies de interés forestal (castaños, encinas, alcornoques, pinos, etc.), buscando una mayor adaptación al cambio global y en particular mayor resistencia a estreses bióticos y abióticos.
Otros grupos trabajan en aspectos relacionados con la sostenibilidad de los aprovechamientos agroforestales, la búsqueda de herramientas de gestión más respetuosas con el medio ambiente y la puesta en valor de usos alternativos que mejoren la socioeconomía de nuestros sistemas agroforestales. También son importantes las líneas de investigación más teóricas sobre ecología evolutiva e interacciones planta-organismo, así como aquellas relacionadas con la fisiología, biología del desarrollo y bioquímica de vegetales. Otras líneas de trabajo se centran en los ciclos biogeoquímicos y en la funcionalidad, biodiversidad y salud de suelos agrícolas y forestales, así como del sistema suelo-planta. Finalmente, un grupo de investigación se centra en biología computacional, bioinformática y de sistemas en microorganismos y plantas.
En conjunto, se puede decir que en la MBG se abordan aspectos clave y actuales relacionados con la sostenibilidad y el futuro de nuestros sistemas agrarios y forestales y qué estos aspectos se abordan desde múltiple perspectivas (desarrollo, resistencia, biodiversidad, interacciones, cambio global, etc) y con una enorme variedad de objetos de estudio (cultivos, especies forestales, suelos, modelos teórico, etc.).
– ¿Cuáles son las principales necesidades y también carencias que detectáis en lo que es la investigación agroforestal en Galicia?
En mi opinión, durante las últimas décadas, la investigación agroforestal a nivel nacional ha progresado de forma vertiginosa. Pero diría que este progreso no fue tan notable a nivel autonómico. Uno de los motivos creo que puede estar relacionado con la captación de talento, siempre más difícil en centros pequeños, dispersos, desconectados y periféricos, como son la mayoría de centros, grupos o departamentos donde se hace investigación agroforestal en Galicia. Sin embargo, esto parece que está empezando a cambiar y la emergencia de algunos grupos de investigación punteros generan un efecto llamada, que retroalimentan el progreso de la investigación. Desde mi punto de vista, luchar por consolidar estos grupos y facilitar la emergencia de nuevos grupos de investigadores jóvenes y prometedores es clave. El programa Ramón y Cajal y las ayudas ERC son sin duda un pilar fundamental que hay que aprovechar y cuidar.
«La idea de generar sinergias a través de centros mixtos es tentadora, pero creo que administrativamente excesivamente compleja y probablemente poco funcional»
A nivel de líneas de trabajo, no tengo duda de que, con el cambio global, nos estamos enfrentando a una situación nueva y extremadamente peligrosa. El proceso es altamente complejo y nuestros conocimientos todavía limitados. Ampliar nuestro conocimiento científico sobre el impacto y la respuesta de nuestros ecosistemas agrarios y forestales al cambio global y sobre como mitigar sus efectos creo que debe ser nuestros principales retos. Estoy pensando en el cambio global con todos sus componentes: emergencia climática, invasiones biológicas, estreses bióticos, incendios, éxodo rural, etc.
– La investigación pública en el sector primario en Galicia se reparte entre la Xunta, la MBG -dependiente del Gobierno Central- e incluso las diputaciones provinciales. ¿Cómo valora este ecosistema investigador y en que se podría mejorar la coordinación entre el mismo, sobre todo para evitar duplicidades y competencia por acceder a financiación?
Sí, en mi opinión hay bastante dispersión, con una gran cantidad de pequeños centros excesivamente orientados y de líneas de trabajo muy específicas. Muchos de estos centros se encuentran, además, en situaciones delicadas, con personal con alta formación científico-técnica en situación laboral precaria. La indefinición en las funciones y objetivos de algunos de estos centros y, sobre todo, la falta de una escala propia de investigación para el personal científico es, creo, una espada de Damocles para el futuro de estos centros. Yo mismo desarrollé la tesis doctoral en un centro autonómico y sé que éste es un hándicap verdaderamente importante. Aunque este diagnóstico lo tengo más o menos claro, cómo mejorar esta situación lo veo mucho más difícil. La idea de generar uniones o sinergias a través de centros mixtos u otro tipo de unidades es tentadora, pero creo que administrativamente excesivamente compleja y probablemente poco funcional si los problemas basales no se solucionan previamente. Una apuesta más decidida desde el gobierno autonómico para apoyar la investigación agroforestal, con la puesta en marcha de una escala de investigación propia y la dotación de recursos a los centros sin duda ayudaría. Pero esta apuesta tiene que ser seria, contundente, y continuada, y no como hasta ahora, tímida, fluctuante y difusa.
«Muchos de los problemas de campo son tan complejos y desconocidos que es impensable abordarlos de forma directa y cortoplacista»
– La MBG se financia casi en exclusiva con fondos públicos. ¿Qué valor diferenciador aporta esto de cara tanto a los investigadores como a los resultados de los trabajos?
El presupuesto para la ejecución de la investigación que se desarrolla en la MBG es fundamentalmente externo y se consigue en convocatorias públicas de concurrencia competitiva. Aunque esto genera carga burocrática (sólo hay que pensar en la gran cantidad de solicitudes y (tediosas) justificaciones que hay que manejar), también genera muchos aspectos positivos como son: la libertad en las temáticas de estudio, la ausencia de presión que pudiera generar sesgos en la investigación, el fomento de la excelencia para mantener niveles competitivos, la obligación de estar al día en el estado del arte, la incentivación a la creatividad y emergencia de ideas disruptivas, etc.
– Entre los productores suele ser común la crítica de que los trabajos de los centros de investigación no dan respuesta a los problemas reales del campo, bien porque no hay preocupación por la transferencia del conocimiento, o porque muchas veces las investigaciones se dilatan para no tener resultados concluyentes y así seguir pudiendo acceder a nuevas convocatorias de ayudas para la investigación. ¿Qué opinión tiene al respecto? ¿En qué áreas cree que existe margen de mejora?
No comparto esta visión. Hacer investigación agroforestal, contribuyendo para cubrir huecos de conocimiento, es necesariamente lento y tedioso. Yo creo que en absoluto se fuerza el ritmo de la investigación para hacerlo más lento. En mi opinión, lo que pasa es que cuando se quiere avanzar en la frontera del conocimiento hay que hacerlo pasito a pasito y muchas veces las contribuciones son simplemente pequeños granitos de arena prácticamente insignificantes por si solos. Pero, en conjunto, todos estos granitos de arena pueden hacer, eventualmente, una enorme montaña y generar saltos cualitativos que impacten notablemente en el progreso de la sociedad.
Desde mi punto de vista, aunque la investigación orientada es sin duda necesaria, no es de recibo pretender que todas las acciones de investigación “den respuesta a los problemas reales del campo”. Muchos de estos problemas son tan complejos y desconocidos que es impensable abordarlos de forma directa y cortoplacista. Es más, diría que, en muchas ocasiones, las investigaciones dirigidas para solucionar problemas concretos sólo generan parches y resultados parciales, e incluso llegan a conclusiones que ya eran bien conocidas. Yo veo más relevante fomentar la excelencia científica y generar un cuerpo de investigación robusto y contundente que avance poco a poco, pero capaz de afrontar retos más concretos e importantes.
«La ratio entre el sueldo o prestigio de un investigador y lo que cuesta llegar a serlo alcanza en España los valores más bajos de todo el mundo»
Si veo que es fundamental refortalecer la conexión del progreso científico con la sociedad y en particular con el sector productivo. Lo que no tengo tan claro es que la responsabilidad de esta débil conexión recaiga exclusivamente en los investigadores. Muchas veces, el problema recae también en los usuarios que no buscan o encuentran la información que se transfiere desde la investigación. Sin ganas de entrar en discusión, para solucionar esto yo creo que es fundamental generar un cuerpo específico de especialistas en transferencia que hagan de nexo entre el avance del conocimiento y la sociedad, empresas, propietarios, etc.
– Recientemente se publicó en los medios la noticia sobre la “compra” de firmas de investigadores occidentales para universidades de países del Golfo, así como el tráfico de trabajos de investigación hechos a la carta en países como la India. Como investigador y director de la MBG, ¿cómo valora esta polémica? ¿El sistema de financiación y de relaciones laborales de la investigación en España favorece estas prácticas?
No conozco en detalle este conflicto. Son hechos muy grises que no hacen ningún bien al prestigio de los investigadores españoles. Para hacer investigación es fundamental tener siempre presentes unos principios éticos fundamentales que no se pueden saltar bajo ningún concepto.
Sobre si el sistema de investigación en España favorece estas prácticas, es cierto que el sistema de ciencia nacional es de los más exigentes del mundo. La ratio entre el sueldo o prestigio de un investigador y lo que cuesta llegar a serlo alcanza en España los valores más bajos de todo el mundo. Así se queda tanto talento excelente en el extranjero. Esta situación es bastante insostenible y hay que intentar revertirla poco a poco. Pero por mucha presión que haya, nada justifica saltarse las normas éticas más básicas.
«La lección principal que aprendí en SCION es que sólo a través de una investigación prolongada en el tiempo, con inversión continuada y suficiente estabilidad del personal científico, se pueden alcanzar resultados con impacto real en el sector»
– Su área de investigación en la MBG se ha centrado en el grupo Genética y Ecología Forestal, del que ha sido director. ¿Cuáles son las principales necesidades de investigación que detecta en estas áreas en Galicia?
Nosotros trabajamos en las interacciones de los árboles con sus enemigos naturales. Particularmente en las interacciones entre pinos y plagas y enfermedades. La idea de fondo es entender cómo especies tan antiguas, aparentes y longevas son capaces de soportar la presión de organismos de ciclo de vida mucho más corto y por tanto con muchas ventajas evolutivas. Sin duda, un fuerte y eficaz sistema de defensa está detrás de la respuesta a esta pregunta. Pero lo que conocemos sobre estos sistemas de defensa de los árboles (por ejemplo, la resina de los pinos) es todavía muy limitado y más aún a nivel de ecología evolutiva. Investigar estos aspectos en árboles es muy difícil y eso justifica el escaso conocimiento, pero, a la vez, genera grandes oportunidades para abordar preguntas de alto interés científico.
– Realizó parte de su investigación posdoctoral en el SCION (Rotorua, Nueva Zelanda). ¿Qué lecciones podríamos sacar de la investigación forestal en Nueva Zelanda para aplicarlas en Galicia?
Mi estancia en NZ se relacionaba con los programas de mejora genética de coníferas, unos programas que allí estaban muy avanzados y habían generado grandes retornos a la industria forestal. La lección principal que aprendí es que para conseguir éxito en un tema como este (la mejora genética de especies forestales con orientación productiva) es imprescindible constancia y perseverancia. Sólo a través de una investigación prolongada en el tiempo, con inversión continuada y suficiente estabilidad del personal científico, se pueden alcanzar resultados con impacto real en el sector.