FORTEXVAL: Ciencia, tradición y territorio para una nueva economía forestal

Las jornadas celebradas en Porriño reunieron la representantes de las tres entidades promotoras -CTAG, CTC y la Mancomunidad Reserva del Saja- para exponer los avances de este proyecto que se centra en la combinación de técnicas tradicionales con nuevas tecnologías para la valorización de residuos forestales

Foto de grupo tras la jornada del proyecto FORTEXVAL en el Ctag-Centro Tecnológico De Automoción De Galicia

En el corazón del Parque Natural Saja-Besaya (Cantabria), una de las zonas con mayor valor ecológico del norte peninsular, se está desarrollando un modelo pionero de gestión forestal que combina tecnología avanzada, conocimiento científico y saberes tradicionales. Se trata del proyecto FORTEXVAL, impulsado por la Mancomunidad Reserva del Saja, el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG) y el Centro Tecnológico de Cantabria CTC, con financiación de la Fundación Biodiversidad a través del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). En unas jornadas celebradas recientemente en Porriño (Pontevedra), los equipos implicados compartieron avances y reflexiones sobre esta iniciativa que plantea una bioeconomía circular adaptada a entornos forestales protegidos y en riesgo de despoblación.

Un modelo de innovación territorial

La jornada fue inaugurada por Raquel Ledo, responsable del Departamento de Innovación en Materiales del CTAG. En su intervención señaló que FORTEXVAL se enmarca en una estrategia de aprovechamiento integral del monte, desde una perspectiva ecológica, social y económica, que requiere tanto del desarrollo tecnológico como del conocimiento práctico del territorio. “Este tipo de iniciativas no serían posibles sin el respaldo público”, dijo destacando el papel de la financiación del MITECO y la Fundación Biodiversidad, gracias a las líneas de ayuda a proyectos de bioeconomía en el medio rural. También hizo hincapié en la importancia de la colaboración entre las tres entidades participantes: CTAG, CTC y la Mancomunidad del Saja.

“Ellos son los brazos, nosotros el tronco: el territorio”, explicó Manuel Manrique González, Agente de Desarrollo Local de la Mancomunidad en la que se desenvuelve el proyecto. Esta entidad supramunicipal que agrupa cuatro ayuntamientos rurales del occidente cántabro (con una población total de 4.500 personas) cuenta con el mayor parque natural de Cantabria, el Saja Besaya, de 24.500 hectáreas. Además de una comunidad de pastos con biomasas de muy alto valor. Con más de 20 años de experiencia en proyectos de valorización de recursos locales, esta mancomunidad ha sido clave para articular las necesidades del territorio con las capacidades técnicas de los dos centros tecnológicos socios del proyecto: el CTC y el CTAG.

Manrique explicó que el proyecto surgió como respuesta a la necesidad de generar nuevas oportunidades económicas sin desvincularse de la identidad natural de la comarca. Su enfoque partía de la premisa de que el monte, más allá de su valor turístico o paisajístico, requiere de una gestión activa. Y subrayó que durante décadas, el abandono rural ha provocado un uso pasivo de estos espacios, donde los incendios se han convertido en el principal gestor de los montes.

Frente a este modelo, FORTEXVAL propone un manejo responsable y planificado, compatible con la conservación ambiental. Cabe destacar que es un proyecto muy centrado en zonas rurales en las que hay un especial interés por la conservación y preservación de la naturaleza. Así lo refleja el papel de la Mancomunidad Reserva del Saja, que se ha centrado en analizar el territorio y ponderar las áreas de posible actuación en función de las distintas especies que haya como árboles monumentales, favoreciendo un menor impacto y una mayor operatividad en su extracción.

Los ponentes Manuel Manrique González y Ana Magdalena Pérez-Lafuente en las jornadas del proyecto FORTEXVAL

Uno de los ejes clave del proyecto es el uso de técnicas tradicionales combinadas con innovación, como la tracción animal para extraer la biomasa de manera compatible con espacios protegidos. Según subrayó Manrique, su conocimiento en este área ha permitido este tipo de trabajo con animales apoyado por cuadrillas, que no es sólo más respetuoso con el entorno y más rentable económicamente, sino que además preserva la cultura del manejo del caballo: “que da empleo, forma a personas y mantiene vivos oficios esenciales en el medio rural”.

Gracias a esta vía, se logró una hazaña administrativa: por primera vez en 30 años, se autorizó una intervención forestal en un monte de utilidad pública dentro del Parque Natural Saja-Besaya, mediante técnicas de resalveo, que permiten extraer biomasa sin dañar el ecosistema. Una muestra tangible de cómo los métodos tradicionales pueden integrarse en la gestión moderna del territorio protegido.
FORTEXVAL aspira a ser un modelo replicable en otras áreas rurales, por ello el proyecto también promueve actividades de sensibilización y demostración como rutas interpretativas, diagnósticos de árboles monumentales y cuadernos de campo para involucrar a la población local, estudiantes, instituciones y empresas en la protección del entorno. «Porque al cuidar del bosque, cuidamos de todos”, reflexionó Manrique en su intervención.

Tecnología al servicio de la sostenibilidad

Desde el punto de vista tecnológico, la participación del Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG) ha sido fundamental para demostrar que los residuos forestales no industriales pueden tener aplicaciones de alto valor añadido. Ana Magdalena Pérez-Lafuente, especialista del área de materiales, presentó las líneas de investigación desarrolladas por este centro privado.

A la pregunta de por qué un centro tecnológico de automoción participa de un proyecto forestal, la ponente del CTAG respondió que la sostenibilidad es una de las líneas clave que demanda actualmente el mercado: “los fabricantes están pidiendo nuevas opciones, y todo lo que sea economía circular”. Por eso uno de los objetivos principales del CTAG ha sido ir incorporando líneas de investigación de aligeramiento de materiales, reciclaje y biocomposites: materiales híbridos entre polímeros y fibra natural.

En este proyecto, el CTAG se encarga de dos fases clave. Por un lado: la densificación de biomasa en el propio monte para luego llevar a dos vías de valorización. Para ello han desarrollado, junto con Basilio Fernández, uno de los profesionales del centro, un prototipo de máquina móvil capaz de triturar, secar, tamizar y pelletizar biomasa como el tojo directamente en el monte, lo que permite reducir el coste logístico y trabajar de forma descentralizada. El empleo de esta especie (Ulex europaeus), un arbusto invasor y altamente inflamable que crece de forma abundante en la cornisa cantábrica, tiene un doble beneficio: reduce el riesgo de incendios y genera valor económico a partir de una biomasa considerada hasta ahora residual.

Prototipo de la maquina desarrollada por CTAG capaz de triturar, secar, tamizar y pelletizar biomasa

La conversión de esos pellets en biocomposites mediante procesos de compounding e inyección es la otra fase clave en la que se centra CTAG. “Todo este material lo ensayamos en flexión, tracción e impacto para verificar su comportamiento técnico frente a polímeros vírgenes”, señaló Magdalena Pérez-Lafuente mostrando ejemplos reales como lapiceros o prototipos de consolas para automóviles. Los resultados han demostrado que es posible obtener materiales con propiedades funcionales para el sector de la automoción, especialmente en piezas no estructurales. Al acabar las ponencias, las personas participantes en la jornada pudieron conocer la máquina prototipo, su funcionamiento y los resultados en una visita guiada a las instalaciones del centro junto al responsable.

Además del potencial industrial, la investigadora subrayó los beneficios territoriales del modelo: Ayuda a limpiar el monte, prevenir incendios y generar valor económico y social a partir de un residuo. No obstante, también apuntó los desafíos pendientes en este tipo de procesos, como el tratamiento de biomasa húmeda o la necesidad de integrar ciclos técnicos y biológicos en una economía circular completa. Puesto que el objetivo no es solo valorizar el residuo una vez, sino que el material pueda reincorporarse a nuevos ciclos de uso y recuperación.

Investigación en biochar para cerrar el ciclo

El Dr. Ángel Yedra Martínez, Responsable del Área de Materiales Avanzados del CTC, presentó la participación del Centro Tecnológico de Cantabria en el proyecto FORTEXVAL, centrado en el desarrollo de un modelo de bioeconomía circular en zonas rurales con alto valor natural y escasa densidad de población. Ya que el modelo busca no solo conservar, sino también reactivar estas zonas mediante nuevas actividades económicas como la extracción de biomasa para su aprovechamiento.

Por su parte, el CTC ha liderado la investigación en procesos térmicos para la valorización del tojo mediante pirólisis. Yedra, responsable de esta línea, explicó que el trabajo se ha centrado en obtener biochar, conocido como el “oro negro de la naturaleza”. Este tipo de carbón vegetal creado a partir de la combustión de biomasa sometida a altas temperaturas, presenta propiedades destacadas como la alta porosidad, estabilidad y capacidad de fijación de carbono, lo que lo convierte en un aditivo ideal para la mejora de suelos, la retención de agua y la reducción de emisiones de carbono en sistemas agrícolas.

El Dr. Ángel Yedra Martínez, responsable del área de Materiales Avanzados del CTC, durante su ponencia en las jornadas

En FORTEXVAL, este subproducto representa una salida adicional para la biomasa, que permite cerrar el ciclo de aprovechamiento local con una lógica de cero residuos. “El objetivo no es simplemente sustituir materiales, sino procesarlos y obtener un producto diferente al original, con un valor real en el mercado. Eso es valorización”. En cuanto al proceso técnico, el Dr. Yedra detalló cómo se ha trabajado con diferentes temperaturas para maximizar el rendimiento de biochar en el laboratorio, confirmando que «a temperaturas más bajas, como 300 ºC, se consigue mayor porcentaje de biochar —hasta un 66%—, lo que lo hace más eficiente para este proyecto». Añadió que el conocimiento adquirido está pensado para escalarse industrialmente, mencionando la colaboración con una nueva planta de pirólisis en Cantabria.

Además del componente técnico, el CTC ha contribuido a estructurar el modelo de cadena de valor circular, articulando desde la extracción de biomasa hasta la transformación y aplicación final de los productos generados. La experiencia adquirida permitirá replicar este modelo en otras zonas rurales con problemáticas similares. El Dr. Yedra concluyó su ponencia reivindicando el valor de los proyectos colaborativos: “Lo importante para generar proyectos es conocerse, saber qué tiene cada entidad, qué necesita… y eso genera ideas que benefician a todos”.

Conclusión

El proyecto FORTEXVAL muestra cómo la gestión forestal puede reinventarse a partir del diálogo entre tradición e innovación. En lugar de optar entre conservación o producción, plantea una vía intermedia: un uso sostenible, basado en el conocimiento, que reactive el valor ecológico y económico del monte. A través de la integración de técnicas como la tracción animal, procesos como la pirólisis o materiales como los biocomposites, se construye un modelo de bioeconomía rural pensado para durar en el tiempo, expandirse y adaptarse a nuevos escenarios. Ciencia, territorio y cooperación institucional se alinean en una experiencia que convierte el reto forestal en oportunidad de futuro.

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