Investigadores de la Escuela de Ingeniería Forestal de Pontevedra transforman restos forestales en ‘biochar’ con un horno pirolítico de diseño propio

La Escuela de Ingeniería Forestal es una de las socias del proyecto de innovación EcoChar, que busca conseguir productos con un alto valor añadido a través de especies forestales del territorio gallego

Luis Ortiz, Antonio Vázquez, Juan Luis Rodríguez Somoza y Óscar González Prieto con el prototipo de horno pirolítico diseñado para este proyecto. Cedida

El proyecto de innovación EcoChar busca conseguir productos con un alto valor añadido, empleando como materia prima especies forestales ampliamente distribuidas en el territorio gallego, como el pino, o consideradas invasoras, como la acacia. En esta iniciativa participan los investigadores del Laboratorio de Energías Xiloxeradas de la Escuela de Ingeniería Forestal. Coordinado por la consultora ambiental Foresin, se trata de un proyecto seleccionado en una convocatoria de ayudas de la Agencia Gallega de Calidad Alimentaria (Agacal) de la Xunta de Galicia, cofinanciadas por el Fondo Europeo de Desarrollo Rural (Feader), y en él participan también el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) y la empresa Avícola El Marco.

Uno de sus ejes se centra en la fabricación, a partir de restos forestales, de biochar que pueda ser empleado para la reducción de las emisiones contaminantes de las explotaciones ganaderas.

EcoChar se extenderá hasta 2026 y da continuidad a los grupos operativos Biofore y Biofore Plus, promovidos por los mismos socios. El nuevo proyecto se centra en el trabajo con restos forestales procedentes de otros aprovechamientos, «como son la corteza y las astillas de pino, así como con la acacia», apunta Luis Ortiz, promotor de los trabajos previos. Estos materiales fueron empleados en la escuela para la obtención de biochar, un producto que presenta una concentración de carbono fijo superior al 50 %, con aplicaciones energéticas y con una elevada capacidad de absorción.

Uno de los propósitos del proyecto es evaluar en qué medida permite reducir las emisiones de amoniaco, metano y óxido nitroso en las diferentes fases de gestión de una ganadería de vacuno y de aves. En las instalaciones del CIAM se evalúan los efectos de su aplicación en los niveles de emisiones de gases contaminantes y de efecto invernadero, tanto en el interior de las naves como en las fosas de purín. Por otra parte, se evaluará también el efecto de su aplicación en la mejora de los nutrientes del abono, ya que, como apunta Ortiz, además de «secuestrar carbono de la atmósfera», el biochar también puede contribuir «al enriquecimiento de los suelos».

De la escala doméstica a la industrial
Producido al someterse la biomasa a una elevada temperatura en un ambiente en ausencia de oxígeno, el biochar con el que trabaja este grupo operativo fue generado en un «horno pirolítico autónomo» de diseño propio, basado en un sistema de doble reja previamente patentado por Ortiz. Como explica el investigador, este fue pensado con la idea de que este proceso pudiera llevarse a cabo en condiciones fácilmente reproducibles, «por pequeños empresarios o particulares incluso». De hecho, con la idea de «simplificarlo y de hacerlo más eficiente», la primera versión de este horno, en la que se emplean restos forestales para generar el calor necesario, se suma otra en la que se usa gas butano, lo que permite «tener unas temperaturas más regulables». Las pruebas realizadas en ambos casos con los tres materiales permitieron generar un «biochar de calidad», con un porcentaje de carbono fijo»de entre el 76 % y el 78 %», señala el catedrático. Asimismo, este proceso de busca de un biochar «con unas propiedades excelentes» abarcó también la busca de un material con «mucha flotabilidad», de cara a poder emplearlo «como filtro en las fosas».

El proyecto busca conseguir que biochar pueda tener un rendimiento absorbente

Por otra parte, otro de los aspectos en los que ponen el foco EcoChar es «en el desarrollo de técnicas de carbonización en diferentes entornos y escalas», como apunta Ortiz. Con esa idea, en una posterior fase se seleccionará uno de los materiales generados para probar su fabricación «de una forma sistemática, a una escala semindustrial», empleando un reactor autotérmico de pirolisis de la empresa Mecanotraf.

El proyecto contempla también «fabricar biocombustibles sólidos y biofiltros», así como tratar de conseguir «que el biochar que estamos fabricando pueda tener un rendimiento absorbente, por ejemplo de metales pesados o de contaminantes líquidos, parecido al del carbón activo», con el cual se conseguiría un «producto de muy alta calidad».

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