La importancia de las actividades agrícola-pastorales en la prevención de los incendios y en la conservación de la biodiversidad
En este reportaje abordamos el proyecto de investigación en el que estuvo inmerso el ecólogo e investigador gallego del CTFC Adrián Regos, quien nos expone posibles soluciones centradas en la naturaleza para prevenir los incendios
Debido al abandono del rural y al cambio climático, se espera que en los próximos años los incendios forestales extremos aumenten en el sur de Europa. Actualmente, la gestión de incendios se centra en la extinción, lo que acelera la transición hacia paisajes inflamables. Sin embargo, durante cuatro años, el investigador gallego Adrián Regos estuvo coordinando el proyecto ‘Fire-smart‘, financiado por la Fundación de Ciencia y Tecnología de Portugal para abordar repuestas a los grandes incendios que hubo en 2017, cuyos principales resultados se recogen en el artículo publicado recientemente en la revista internacional International Journal of Wildland Fire bajo el título «Soluciones naturales a los incendios forestales en los paisajes rurales del sur de Europa: seamos inteligentes con el fuego!».
El proyecto fue parcialmente desenvuelto en la Reserva Transfronteriza de la Biosfera Gerês-Xurés. Durante lo proyecto recogieron las respuestas de los actores locales de diferentes sectores (personal de las brigadas antiincendios, del sector forestal, del medio agrícola o propietarios de los montes) para abordar como percibían el problema de los incendios y las posibles soluciones en este contexto. Los resultados fueron publicados en Ecology and Society y coincidían con los investigadores en que una de las principales causas es el abandono del rural y por lo tanto revertir esa tendencia sería el escenario a abordar.
Diseñaron un modelo matemático para simular diferentes escenarios y crear situaciones de referencia hacia el futuro
Posteriormente, desarrollaron un modelo matemático para reproducir las dinámicas del paisaje: como se crea un incendio, como se propaga y como se extingue. «Con este sistema podemos simular diferentes escenarios y crear situaciones de referencia hacia el futuro», expone Regos. A través de este estudio se obtuvo, sin tener en cuenta el cambio climático, que sólo por los cambios de uso del suelo que está habiendo en la actualidad (más zonas abandonadas) se espera un mayor impacto de los incendios, es decir, más área quemada.
Una de las soluciones que proponen es qué pasaría si hubiera una nueva política en la ordenación del territorio: «Una nueva PAC ayudaría a integrar la vuelta a actividades pastorales que se hacían antiguamente. Trabajamos con más o menos hectáreas empleadas para estas labores y valoramos qué pasaba con los incendios, con la biodiversidad y con el secuestro de carbono». Asimismo, propusieron la conversión de las plantaciones en esas áreas, introduciendo más roble, con la finalidad de que los incendios tuvieran una menor propagación. «Lo interesante de estos resultados es que los escenarios en los que se exponía una vuelta a las actividades agrícolas y pastorales eran los que presentaban una reducción bastante significativa del área quemada y simplemente por el cambio en la configuración del paisaje», destaca Regos. Además eran los «mejores en tener de biodiversidad». Las especies de espacios abiertos (mato o zona agrícola) están en descenso de población a nivel europeo debido al abandono. En contraposición el escenario de conversión hacia áreas de carballos era el mejor para el secuestro de carbono. «Los paisajes en mosaico resultantes de la combinación de más zonas agrícolas y la conversión a zonas de carballo serían el mejor escenario en tener de biodiversidad para la prevención frente a los grandes incendios y la regulación climática».
Un valor económico para los escenarios
Los paisajes ofrecen servicios ecosistémicos a los que habitualmente no se les asocia valor, aunque sí lo tienen, como la regulación climática, el uso recreativo, o la merma de riesgo de incendio que ofrecen los rebaños de cabras y ovejas. En colaboración con la Facultad de Economía de la USC, entre otras instituciones, propusieron cuantificar económicamente los diferentes escenarios. «Las áreas de montaña están siendo abandonadas desde mediados del siglo pasado porque la producción agrícola-ganadera es poco rentable económicamente, pero si se cuantifican los daños evitados en otros servicios ecosistémicos, como el papel que juegan en la prevención de grandes incendios, es decir, al evitar los incendios evitamos otros daños de regulación climática o de producción de madera, así el resultado sería muy diferente».
El estudio también recoge un análisis de coste-beneficio en el que se muestra que las actividades agrícolas y pastorales proporcionaban servicios en términos de daños evitados en los incendios que no se estaban cuantificando y que deberían tener unos pagos. Están creando paisajes más resistentes al fuego por lo que «deberían reconocer esas funciones que están teniendo en el paisaje más allá de la producción alimentaria, es decir, en términos de otros servicios ecosistémicos, que son fundamentales, pero que no se contabilizan económicamente», apunta el investigador gallego.
Cambios en el Pacto Verde
Lo que se espera del Pacto Verde es que abarque políticas hacia medidas más sostenibles, pero uno de los errores que contenía era que fallaba en la parte más ambiental. La PAC actualmente otorga más subvención a las entidades que trabajan de manera más intensiva y «esto va en contra de la biodiversidad» porque lleva la monocultivos, agroquímicos, pesticidas… «La producción extensiva que existía antes en nuestros paisajes favorece mucho más la biodiversidad, pero el reto está en cómo mantener a esa población realizando estas actividades», aclara el investigador.
Dentro del estudio destacaron la importancia de los incendios en estas políticas, porque la gestión actual de los montes determinará los regímenes de incendios hacia los próximos años. Para esto, la propuesta es «que haya reconocimiento a los servicios que otorgan los productores en extensivo y se destaquen las funciones que hacen, más allá de la parte productiva», concluye Regos.