Los erizos de las castañas se revelan como potencial fuente de conservantes naturales

Una investigación de la Universidad de Vigo comprueba la viabilidad de una biorrefinería que opere con los restos de la producción de la castaña y con la biomasa procedente de podas

Los castañares gallegos producen cada año alrededor de 20.000 toneladas de castaña, bien valorada en el mercado, pero mucha más biomasa de erizos y restos de poda de los sotos queda en el monte o se quema, sin mayor utilidad ni valor. Una investigación de la Universidad de Vigo ha comprobado la viabilidad de una biorrefinería que se dedicara a extraer compuestos de alto valor de los erizos y de los restos de poda, como por ejemplo conservantes naturales con acción bactericida.

Hablamos con el investigador de la UVigo José Manuel Domínguez, que realizó un proyecto sobre cómo alargar la vida de las castañas y sus residuos, que luego fue completado por un alumno suyo, Iván Costa, quien realizó una tesis doctoral bajo el título «Aplicación de la economía circular en los procesos de producción de la castaña».

La investigación contó con la colaboración de la empresa lucense Alibós y tenía por finalidad «aprovechar los residuos que se generan en el proceso de la castaña, que van desde las podas de los castaños hasta los erizos, y que puedan ser una fuente de riqueza», explica José Manuel. Luego, en el trabajo de Iván se evaluaron diferentes pretratamientos con el objetivo final de generar medios de cultivo con los azúcares liberados del erizo de castaña para producir biomoléculas, estudiando diferentes cepas microbianas.

É importante ter conservantes naturais que lle prolonguen a vida útil da castaña

El procesado de los restos de castaña se harían en una biorrefinería, es decir, con un tratamiento semejante a las etapas involucradas en el proceso de refinado del petróleo, pero con erizos y restos de poda. A partir de este proceso se producen distintos componentes, como los carbohidratos, a partir de los que se pueden extraer biomoléculas de interés, como son las bacteriocinas (proteínas secretadas por microorganismos con actividad bactericida). Así, uno de las sustancias bactericidas obtenidas se observó que producían actividad antimicrobiana contra la Listeria monocytogenes, responsable de importantes contaminaciones alimentarias.

En un proceso de aprovechamiento circular, las biomoléculas obtenidas pueden usarse además como conservantes naturales con los que se prolonga la vida útil de la castaña. «Ahora mismo se emplean unos sulfatos que no son recomendables, pero es necesario tener algún conservante para que la castaña tenga más vida útil. Por eso, si obtenemos conservantes naturales se le podrá dar un valor añadido importante», aclara el investigador.

Análisis de los erizos de las castañas

Una biorrefinería para altas producciones

El erizo de la castaña, por tanto, es un material renovable y se puede utilizar en aplicaciones biotecnológicas utilizando técnicas de biorrefinería. El proceso de la biorrefinería es complejo y necesita de maquinaria muy costosa, por eso el investigador aclara que esto sólo sería posible para altas producciones. «Una pequeña explotación no daría hecho estos procesos, tendría que tener una vía secundaria de producción. Esto es posible para una empresa de biotecnología que se encargue de procesar diferentes residuos e incluso de diferentes orígenes». Todo esto serviría para que los productores de castaña tuvieran otros ingresos, tendría un costo todo eso que generan que serviría así para potenciar sus producciones.

«Estos procesos son altamente costosos, ahí está la clave de que se empleen aditivos químicos a día de hoy, y se descarten los naturales. Sin embargo, a través de la biorrefinería lo que buscamos es aprovechar todas las fracciones en la producción de castaña y obtener una rentabilidad del proceso, que no será tan buena, pero sí más natural», comenta el investigador.

Imagen de los trabajos hechos en el laboratorio

Iván expone que en Galicia y en España la explotación de castaña está arraigada a ambientes más locales, con empresas pequeñas o medianas. «Hay pocas que se dediquen de manera intensiva a esta producción, por eso un proceso de biorrefinería sería prácticamente inviable». Bien es cierto que las podas se realizan varias veces, entonces estos residuos «se podrían gestionar durante diferentes períodos, sin embargo la castaña y los erizos son estacionales por lo que sólo se obtendría beneficio de manera puntual durante el año».

De establecerse una biorrefinería «debería tenerse en cuenta el norte de Portugal, el alto Duero que incluye la zona de Tras os Montes sobre todo, aunque destacan también otras, y en la zona del Bierzo en Castilla también son grandes productores de castaña. Por lo tanto, una biorrefinería localizada a medio camino entre todas estas zonas podría ser una solución para tratar de manera conjunta estos residuos», apunta Iván.

En Galicia, conviene recordar que la Xunta ha presentado un proyecto de una biorrefinería piloto a los fondos Next Generation, si bien por el momento nada más se supo del proyecto. Otra posibilidad de biorrefinería gallega pasa por que alguna industria asentada en la comunidad apostase por esta vía, caso de Ence, Altri u otras, bien para trabajar con biomasa residual de una especie forestal o con múltiples.

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