Nuevas metodologías para identificar yacimientos arqueológicos que son puntos clave en la prevención de incendios
Se trata del proyecto 'Paleointerfaz' de la Escuela de Ingeniería Forestal que exploró la utilidad de las tecnologías cartográficas en estos campos y que puso a prueba la investigación en el Baixo Miño
El proyecto de investigación Paleointerfaz, seleccionado en la convocatoria de proyectos de I+D+i Retos de Investigación del Ministerio de Ciencia, se centra en conocer si la protección de elementos patrimoniales como los petroglifos podría contribuir a disminuir los efectos de los incendios forestales. Investigadoras e investigadores de la Escuela de Ingeniería Forestal trabajaron a lo largo de los últimos tres años en el desarrollo de una metodología que permite identificar enclaves arqueológicos que a su vez podrían conformar «áreas de gestión para la prevención» de los fuegos.
La iniciativa abarcó la caracterización de la vegetación disteis puntos, para luego conocer, a través de simulaciones, que efectos tendría una actuación sobre esta a la hora de reducir la intensidad de los fuegos. Esta metodología se puso en práctica en la comarca del bajo Miño, en la que se identificaron 39 «agrupaciones con potencial estratégico» para cumplir esa doble función de preservación del patrimonio y prevención de incendios.
Según la profesora de la Escuela de Ingeniería Forestal Julia Armesto, investigadora principal del proyecto, Paleointerfaz tenía como reto la búsqueda de sinergias entre «dos universos entre los que percibimos una intersección», la preservación de bienes patrimoniales, que en Galicia pueden encontrarse en buena medida rodeados de vegetación, y las labores de prevención de los fuegos. Con el objetivo de identificar «limitaciones y sinergias» en una cuestión «que involucra múltiples agentes institucionales y sociales», se llevó a cabo una encuesta, en la que participaron 227 profesionales de la gestión del patrimonio, la prevención y extinción de fuegos y la gestión forestal, cuyos resultados fueron presentados recientemente en una jornada virtual. Estos permitieron constatar «consensos significativos» entre los sectores consultados en aspectos como que la seguridad de los visitantes a los yacimientos puede verse afectada por los incendios y la necesidad de establecer medidas «como planes de prevención y de evacuación», o la identificación del pastoreo como «una medida de control preventivo de la vegetación». Al mismo tiempo, se detectaron también, como apunta Armesto, «oportunidades de mejora en la cooperación» entre los diferentes agentes, al existir «disparidad de criterios» respecto a cuestiones como que medidas adoptar para la gestión de vegetación y la protección del entorno.
Concluido en estas semanas, en el proyecto Paleointerfaz: elemento estratégico en la prevención de incendios forestales. Desarrollo de metodologías de análisis 3D y multiespectral para la gestión integrada participó un «equipo multidisciplinar» de expertos y expertas, entre los que se encontraban los investigadores de la EE Forestal Juan Picos, Laura Alonso, Ana Solares y Thais Rincón, el coordinador del Máster Fuego, Domingo Molina, y el arqueólogo y profesor de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Galicia Fernando Carrera.
Análisis de los incendios que están por venir
Una vez definidas las áreas, la siguiente fase se centró en la «realización de mapas de modelos de combustible, estructuras de vegetación tipo a las que se les presupone un determinado comportamiento frente a la lumbre», como explica Alonso. Empleando la metodología desarrollada en la EE Forestal para el Inventario Forestal Continuo de Galicia, se llevó a cabo una «caracterización de la estructura y altura de la vegetación», que permite diferenciar entre zonas rocosas, de pasto, con matorrales menores o mayores de un metro, con restos de talas y con arbolado con o sin continuidad horizontal, siendo esta última la mayoritaria en la zona de estudio.
Estos mapas de combustible permitieron a su vez estudiar cuál sería el posible comportamiento de un fuego en esta área. Se realizaron 2.840 simulaciones de incendios, dirigidas a conocer los efectos que tendría un hipotético fuego durante ocho horas, partiendo de 355 «puntos probables de inicio» y de ocho escenarios meteorológicos diferentes, que abarcan tanto ?condiciones típicas cómo atípicas?, siguiendo la metodología descrita en el proyecto Firepoctep. Estas simulaciones proporcionaron información tanto de la velocidad e intensidad que alcanzaría el incendio como de los «caminos» por los que avanzaría. El análisis de estos datos permitió comprobar que, «en condiciones típicas», las agrupaciones evaluadas en esta área no sufrirían «incendios catastróficos, de más de 2.000 hectáreas».
Estas simulaciones permitieron también «identificar cuáles serían las zonas más críticas», de las que se seleccionaron nueve para llevar a cabo nuevas simulaciones, a partir de una «modificación de los modelos de combustible», que pasaba por «disminuir la intensidad y altura del matorral o disminuir la continuidad vertical en la vegetación». Con estos nuevos criterios, las simulaciones mostraron cómo «cambia completamente la velocidad de propagación y disminuye la intensidad» de los fuegos, tanto en condiciones típicas cómo atípicas.