«Si tras una tala de madera se retiran las ramas, se minimiza la función de las plantaciones forestales como sumideros de carbono»

Elena García Campos ha estudiado como la forestación de terrenos agrícolas afectan al carbono orgánico lábil y a la actividad microbiana del suelo en zonas del Tambre y del Ulla

Parcela de maíz en Lamego, que formó parte del estudio. Cedida

‘Impacto de la forestación de terrenos agrícolas sobre el carbono orgánico lábil y la actividad microbiana del suelo’ es el título de la tesis doctoral de Elena García Campos. Esta investigadora es licenciada en Biología por la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y también ha realizado un máster en Medio Ambiente y Recursos Naturales en la misma universidad. Desde 2007 desarrolla su labor en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), donde ha sido auxiliar de investigación en el Instituto de Biomedicina de Valencia y ayudante de investigación en el Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (actual sede en Santiago de la Misión Biológica de Galicia). Desde 2023 es especialista de prevención en el Área de prevención de riesgos laborales del CSIC.

Recientemente, ha obtenido el título de doctora por la USC con la tesis doctoral, realizada bajo la dirección de María de Carmen Trasar Cepeda de la Misión Biológica de Galicia (MBG). En esta entrevista explica cómo se ha desarrollado la investigación y cuáles son las principales conclusiones.

– ¿En dónde se ha llevado a cabo la investigación?
Se han estudiado 62 parcelas, 37 forestadas y 25 maizales, con diferentes especies, mayoritariamente chopos, pero también pinos, arces, etc. y parcelas muy próximas a las anteriores que mantenían el cultivo previo de maíz. Estas parcelas se encuentran en las cuencas de los ríos Tambre y Ulla. En el estudio nos hemos centrado en esta zona por su proximidad a Santiago de Compostela, que es donde se analizaron las muestras de suelo recogidas.

– ¿Cómo se ha desarrollado?
En los periodos previos a la cosecha de maíz, se muestrearon los primeros 10 cm de cada una de las parcelas, de este modo se minimizaba la influencia de las tareas agrícolas en las parcelas de cultivo. Las características generales, como posición topográfica, tamaño de la parcela, edad y gestión de la forestación (limpieza o no del sotobosque y los restos forestales) o especie forestal empleada, eran muy diversas.

Para que un suelo tenga un papel importante en la acumulación de carbono debería tener un bajo contenido de carbono previo

Después, en los laboratorios de la MBG y la facultad de Farmacia (USC) se caracterizaron determinando sus propiedades generales (carbono y nitrógeno total, pH, clase textural, densidad, contenidos en hierro, aluminio y fósforo), se estudiaron diferentes formas de carbono extraídas con diferentes disoluciones (sulfato potásico, agua, ácido sulfúrico o permanganato potásico), lo que nos permite establecer la labilidad de la materia orgánica de las muestras. Además, se determinó el contenido en biomasa microbiana y la respiración generada en incubaciones de 10 días.

Del conjunto de 37 parejas de parcelas cultivo-forestación se seleccionaron dos parejas (en Laraño y Pontevea) con características similares de posición topográfica, condiciones climatológicas y material geológico, aunque se diferenciaban en la rotación del cultivo de maíz (maíz-prado o maíz-barbecho). Estas cuatro parcelas se muestrearon en profundidad.

Elena García, investigadora que acaba de ser doctorada por la USC. Cedida

– ¿Cuáles son las principales conclusiones que se han obtenido?
No se encontraron diferencias significativas para las propiedades analizadas, lo cual estaría relacionado con la diversidad de características de sitio de las parcelas. Si bien cuando se analizan individualmente las parejas cultivo-forestación tras el cambio de uso se incrementa la materia orgánica, la biomasa microbiana pero estos microorganismos se encuentran en una situación menos estresante puesto que respiran menos.

En el estudio en profundidad, la materia orgánica, los microorganismos y su actividad se concentra en los 40 cm superiores, aunque las parcelas cultivadas los valores son homogéneos por el arado de estos suelos mientras que no realizar esta tarea agrícola hace los valores de las propiedades se estratifiquen en las parcelas forestadas. Esta estratificación es más marcada en la forestación y con formas más recalcitrantes en profundidad tras la rotación maíz-barbecho que tras la rotación maíz-prado.

– Se indica que “la gestión de los bosques forestados y las características y uso previos de los suelos condiciona el comportamiento de los suelos como sumideros de carbono”, ¿qué cambios habría que aplicar en la gestión de los bosques forestados?
Tras el cambio de uso de cultivo a forestación, se presupone un incremento del carbono. Sin embargo, con los estudios realizados en la tesis se ha comprobado que, la retirada del sotobosque y de los restos forestales provenientes de los árboles, en suelos con un contenido más elevado de carbono previo y cuanto menos tiempo transcurra desde la plantación, origina que el papel como sumidero de un suelo sea menos relevante. Por lo tanto, para que un suelo tenga un papel importante en la acumulación de carbono debería tener un bajo contenido de carbono previo, pero de forma natural soportar vegetación forestal, no debe realizarse exportación de la materia orgánica superficial y la forestación debe mantenerse en el tiempo.

La principal problemática de la zona estudiada son las zonas a forestar, que están próximas a cauces fluviales y tienen una alta productividad agrícola

– En su defecto, ¿qué alternativas se proponen para transformar los terrenos marginales y que permitan contribuir a la lucha contra el cambio climático?
El cambio de uso de terrenos marginales en bosques debería basarse en la potenciación de semilleros naturales. Es decir, las zonas forestales ya establecidas deberían forestar de forma natural estos terrenos marginales próximos. Además, la gestión tras el establecimiento de la vegetación forestal debe ser mínima, por lo que podría cortarse el sotobosque, pero debería mantenerse en la superficie del suelo para que la descomposición de éste y los restos forestales se incorporen al suelo.

– En Galicia, ¿la forestación es un problema?
No puedo afirmar que la forestación sea un problema de forma general, puesto que no conozco la gestión que se ha realizado en otras zonas de Galicia. En la zona que hemos estudiado, la problemática más importante de las parcelas analizadas en la tesis es la selección de zonas a forestar, muy próximas a cauces fluviales y con alta productividad agrícola, las cuales de forma natural no serían bosques. Además, mayoritariamente la especie empleada ha sido chopo (Populus sp.), una especie de crecimiento rápido pero que no se adecua a los suelos ni a las condiciones climáticas de la zona.

– En el caso concreto del eucalipto, ¿detecta alguna incidencia sobre el carbono orgánico lábil y la actividad microbiana del suelo?
En las parcelas forestadas de la tesis no se estudiado el empleo como especie forestada ninguna perteneciente al género Eucaliptus. Las forestaciones han sido cambios de uso subvencionados por las Administraciones desde principios de los años 90 con la publicación por la Unión Europea del Reglamento 2080/1992. Ya en aquel momento, se asumía el compromiso de mantener la forestación, para poder recibir la subvención y conservarla, al menos, 25 años.

– Las plantaciones forestales en Galicia de eucalipto nitens tienen ciclos de corta cada vez más cortos, de unos 10 a 12 años, y a esto tenemos que añadir que en los últimos años después de las cortas también se están retirando del monte las ramas y demás restos para su quema en Greenalia. ¿Cómo incide esto sobre el carbono orgánico del suelo y sobre la actividad microbiana del mismo?
En mi tesis no se ha analizado el efecto del Eucaliptus nitens sobre los suelos, pero cabe detallar que las plantaciones de Eucaliptus nitens son las materias primas de industrias como las papeleras y el uso de los restos forestales originados en las plantaciones lleva a la producción de energía por combustión de los mismos. Estos usos son legítimos, pero las actividades que suponen implican una intervención sobre los suelos que conlleva a una mineralización de la materia orgánica y una mayor respiración de los microorganismos, con la consiguiente emisión de CO2 a la atmósfera. También la corta y exportación de las ramas implica que la fijación de carbono en los suelos se minimiza puesto que se retira la fuente de incorporación al suelo para inmovilización de carbono.

Me parece interesante que las actividades productivas que conllevan la emisión de carbono a la atmósfera las compensen con la creación de sumideros

– ¿Qué medidas se deberían implementar para conservar la fertilidad de los suelos forestales en Galicia?
La fertilidad de los suelos está relacionada con la materia orgánica y los suelos gallegos tienen unos porcentajes muy superiores a los del resto de la Península. El mantenimiento de la materia orgánica está relacionado con el aporte de la misma, con el abonado en los suelos agrícolas o permitir la incorporación de los restos forestales provenientes de la cobertura arbórea en los suelos de bosque. El pH es un factor fundamental, puesto que los suelos gallegos son ácidos y a este pH mantiene la unión materia orgánica–aluminio, pero si subimos el pH llegando a un valor de 6 se precipita el aluminio por lo que ya no sería tóxico y la materia orgánica estaría disponible para las plantas y los microorganismos.

Parcela de Pontevea donde se llevó a cabo parte de la investigación. Cedida

– ¿La compra de carbono podría ser una solución para esos ‘sumideros de carbono’?
Me parece interesante que las actividades productivas que conllevan la emisión de carbono a la atmósfera las compensen con la creación de sumideros. Desde la publicación del protocolo de Kioto y los siguientes acuerdos internacionales se ha procurado esta compensación, intentando disminuir las emisiones y potenciando diferentes procesos sumideros (trampas geológicas, biomasa forestal y fijación en los suelos). Es importante que para combatir el cambio climático se realice una acción conjunta internacional, aunque la acciones a pequeña escala son la base.

– ¿Actualmente está participando en alguna otra investigación?
No, actualmente trabajo en el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del CSIC. Aunque hasta el año pasado he trabajado en otros proyectos relacionados con contaminantes emergentes (antibióticos de uso veterinario y humano) y la afectación de los mismos sobre la microbiota edáfica.

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