¿Qué beneficios proporcionan los bioestimulantes de algas en cultivos de huerta y viña?

El grupo operativo Bio_ Marterra está desarrollando bioestimulantes de algas marinas con los que conseguir plantas más sanas y resistentes a enfermedades como Mildiu y Botrytis y maximizar el potencial del cultivo en huerta


El aporte de algas a los cultivos agrícolas es una práctica histórica en zonas costeras de Galicia en la que se ha fijado el grupo operativo gallego Bio_Marterra, que busca demostrar el efecto beneficioso de los bioestimulantes elaborados con algas marinas en los cultivos. En concreto, están probando el efecto que las algas pueden tener en plantas sometidas a estrés abiótico (altas temperaturas, sequía y salinidad) y biótico (ataques de hongos patógenos).

Así, en apenas 7 meses y como continuidad a un proyecto previo, en el marco del grupo operativo Bio_ Marterra están elaborando los bioestimulantes a escala piloto acordes a la normativa europea actual, también se han hecho ensayos sobre la producción tanto en agricultura convencional como ecológica y están evaluando el efecto fungicida de las algas en viñedos, a la par que realizan ensayos sobre la producción.

Los socios
El grupo operativo está integrado por grupos de investigación, una empresa especializada en la producción de algas, así como agricultores.

En concreto, participan la Unidad de Gestión de residuos y fertilización del grupo Agronomía de la USC, que trabaja desde hace más de 25 años en la valorización de residuos de agricultura, la obtención de nuevos fertilizantes, enmiendas y sustratos de cultivo. Otro de los socios es el grupo de investigación VIOR, de la Misión Biológica de Galicia-CSIC, que tiene amplia experiencia acerca del comportamiento agronómico y el efecto de determinados manejos de cultivo en la calidad de la uva y la resistencia a enfermedades fúngicas.

La empresa Porto-Muíños SL, especializada en la recolección, cultivo, procesado y elaboración de productos para la alimentación humana a base de algas marinas, se encarga de la elaboración de los bioestimulantes.

El productor de patata en la comarca de A Limia, Avelino Santana y Horta da Lousa, empresa coruñesa con experiencia en cultivo ecológico de huerta, están colaborando con las pruebas de los bioestimulantes en sus cultivos.

El grupo operativo cuenta además con la colaboración del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) e integra a la Fundación Empresa-Universidad Gallega (FEUGA), con más de 40 años de experiencia transfiriendo conocimiento.

Bioestimulantes a base de algas
Los investigadores del grupo Bio-Marterra apuntan que los bioestimulantes a partir de las algas mejoran el crecimiento de la parte aérea de la planta, incrementan la superficie foliar y la actividad fotosintética, así como la calidad de los frutos, ya que contienen fitohormonas importantes para el desarrollo de las plantas.

Además, las algas mejoran la salud del suelo, ya que contribuyen a la actividad microbiológica y tienen efectos sobre la mejor retención de agua y aireación del suelo, por lo que también propician el crecimiento radicular de la planta.

“Las macroalgas marinas son seres extraordinarios por su capacidad de resiliencia y con compuestos muy específicos que podemos utilizar en tierra como bioestimulantes”: Elvira López, investigadora de la USC

“Las macroalgas marinas son seres extraordinarios por su capacidad de resiliencia que además tienen una serie de compuestos muy específicos, que no tienen las plantas terrestres y que podemos utilizar en tierra como bioestimulantes”, explica Elvira López, del grupo Agronomía de la USC.

La empresa Porto-Muíños, con 26 años de experiencia en algas marinas de la costa gallega, se está encargando de la obtención de los bioestimulantes. Están elaborando los protocolos de producción a escala piloto de los extractos de algas cumpliendo con la legislación vigente en cuanto al método de elaboración, las especies de algas marinas autorizadas y el contenido mínimo en determinados compuesto. “En estos meses hemos avanzado mucho en el escalado, el control de calidad y la producción de estos bioestimulantes”, apunta Manuela Buján, de la empresa Porto-Muíños.

Primeros ensayos en laboratorio
Buena parte de los bioestimulantes se han elaborado a base de extractos de algas de Ascophyllum nodosum L. “Estas algas son muy ricas en Potasio y Azufre. Además tienen todo tipo de nutrientes, tanto macros como micronutrientes”, explica López.

En las primeras pruebas realizadas en laboratorio sobre la germinación de berro en placas de Petri y sin condiciones de estrés, el uso de bioestimulantes genera un crecimiento total tanto de tallo y raíz del 120%, con un mínimo aporte de 0,075 mililitros por litro. Se trata de un ensayo realizado en 72 horas en las que se trabaja con unas muestras de 30 semillas y se mide la longitud total, el tallo y la raíz.

Si se añaden condiciones de estrés por salinidad (200mM de NaCl) también se aprecia un importante desarrollo. Así, con un aporte de 1,25 mililitros por litro se aprecia un crecimiento total del 81%.

Los bioestimulantes también ofrecen resultados interesantes frente a estrés por calor (35 grados) con un aporte de 0,75 mililitros por litro se consigue un aumento del crecimiento total del 28%. Cuando este estrés es por sequía del 15%, con la dosis de un 1 mililitro por litro se consigue un crecimiento del 54%. “En la germinación de semillas, este bioestimulante ha funcionado muy bien”, valora López.

También basado en Ascophyllum nodosum probaron la eficacia de un bioestimulante en un ensayo con col china en maceta. En condiciones sin estrés, al aportar este bioestimulante se consigue un crecimiento del 30%, con el riego diario.

Además hicieron ensayos de crecimiento de plántula de una variedad comercial de lechuga. En este caso, el aporte del bioestimulante sin condiciones de estrés no supuso diferencia sobre el peso unitario de cada lechuga. Sin embargo, cuando esas plantas padecen un estrés de salinidad, con el aporte del bioestimulante se consigue un crecimiento del 86% de la parte aérea y del 24% de la raíz.

“Cuando la planta está sometida a algún tipo de estrés, su crecimiento es menor y con el bioestimulante se consigue un mayor desarrollo”: Elvira López, investigadora

Otros de los ensayos en producción se realizaron con plántula de lechuga Feáns, un ecotipo local. En este caso además del bioestimulante a base de Ascophyllum también probaron otro bioestimulante a base de una mezcla de algas. Sometieron a las plantas a un estrés por falta de luz, con 3.500 lux y el bioestimulante se aportó mediante riego por inmersión o con un aporte foliar. Los mejores resultados los obtuvieron las plantas que recibieron el bioestimulante realizado a base de una mezcla de algas y que fueron regados por inmersión. Esas plantas experimentaron un crecimiento total de un 40% más. “Cuando la planta está sometida a algún tipo de estrés, su crecimiento es menor y con el bioestimulante se consigue un mayor desarrollo”, matiza.

Trabajos en viñedo
Están estudiando los efectos de los bioestimulantes sobre las enfermedades fúngicas de Mildiu y Botrytis, tanto en viñedo como en laboratorio, un seguimiento que realiza el grupo VIOR. Por ahora están centrados en el Mildiu, ya que la incidencia de Botrytis se localiza tras el envero y los trabajos en campo sobre este patógeno se realizarán en septiembre y octubre.

Para este proyecto han decidido estudiar una variedad blanca (Albariño) y tinta (Mencía), ya que son las variedades más extendidas en Galicia y en zonas limítrofes. “Escogimos una variedad blanca y otra tinta porque hay una gran diferencia entre sus ciclos vegetativos”, explica Carmen Martínez, investigadora principal del VIOR.

Por el momento, han recogido madera de la poda en enero que han conservado en frio hasta la primavera. Han inducido la brotación y enraizado en cámara de cultivo y han realizado pulverizaciones en campo durante la brotación y el tras el cuajado. Tienen pendiente realizar otra aplicación en agosto, tras el envero. Ahora, seguirán su evolución en hoja y racimos.

“Buscamos saber si este bioestimulante activa los mecanismos de defensa de la planta frente a estos patógenos”: Carmen Martínez, investigadora del VIOR.

Por el momento, los primeros datos recogidos no muestran efectos significativos de los bioestimulantes como fungicida, aunque en este mes de mayo no había ni mucho inoculo ni síntomas de la presencia de mildiu, ya que las condiciones climáticas no fueron las adecuadas para el desarrollo del hongo. “Buscamos saber si este bioestimulante activa los mecanismos de defensa de la planta frente a estos patógenos”, explica Martínez.

También están analizando los efectos de los biestimulantes sobre la producción, comprobando el vigor de la planta, así como parámetros agronómicos de calidad como los kilos por uva o el tamaño y peso de los racimos. “Tras la aplicación del bioestimulante en mayo, se realiza un seguimiento del cultivo a lo largo del ciclo vegetativo, tamaño de hojas/ pámpanos. Ahora en julio comprobaremos el crecimiento foliar de las plantas”, explica.

Ensayos en cultivos de patata, lechuga, pimiento y tomate
Otro de los ejes del grupo operativo se centra en comprobar los efectos de los biestimulantes en cultivos de huerta, para ello cuentan con la colaboración del CIAM así como de varios agricultores. En el CIAM están llevando a cabo pruebas en cultivos de lechuga, pimiento de Oimbra y tomate negro de Santiago, todos cultivados en invernadero. “Se eligió estos cultivos y variedades ya que los conocemos muy bien y resulta más fácil ver las diferencias que pueden producirse”, explica Alfredo Taboada Arias, responsable del grupo de huerta en el CIAM.

En el caso de la lechuga, cuyo estudio se realizó ya desde febrero, el uso de los bioestimulantes nno mostró efectos significativos en el peso y la producción comercial tras la aplicación de dos tratamientos y aplicados dos veces. “El ensayo se repetirá a principios del otoño y el invierno, ya que la climatología no ayudo demasiado y febrero tampoco es la época de cultivo más adecuada para esta variedad”, apunta Taboada.

Aplicarán el bioestimulante siguiendo un calendario, como si fuese un abonado, para comprobar de forma sencilla las variaciones

También van a proceder a aplicar el bioestimulante siguiendo un calendario, como si fuese un abonado, en lugar de aplicarlo en fases concretas del crecimiento, ya que les permitirá de forma sencilla comprobar las variaciones que se produzcan.

Los bioestimulantes se están probando también en plantaciones de patata en convencional y en ecológico de A Limia. Para ello cuentan con la colaboración del agricultor Avelino Santana. En este cultivo además de comprobar las variaciones en la producción, evalúan la respuesta de la planta al mildiu tras usar el bioestimulante.

El ensayo en la plantación de patata convencional se hace con plantas de la variedad agria, donde han delimitado 8 parcelas de 6×10 metros en las que se aplica uno de los bioestimulantes a dosis de 1 centímetro cúbico por litro. El primer tratamiento se hizo el 30 de mayo y los dos restantes se realizan cada 20 días. Precisamente en este ensayos se observó que cuando el calor es intenso las hojas de las plantas están más tersas en las parcelas en las que se ha aplicado el extracto de algas.

Por otro lado, cuentan con una parcela de patata ecológica de la variedad Kennebec. En este caso delimitaron 12 parcelas de 60 metros cuadrados y en ellas se aplica otro bioestimulante y un compuesto con posible efecto antimildiu. Esta primera aplicación estaba prevista que se realizara a comienzos de julio con una dosis de 1 centímetro cúbico por litro de caldo, ya que se sembró más tarde.

En los ensayos en huerta también participa la empresa Horta da Lousa con pruebas en sus plantaciones ecológicas de tomate y lechuga, aunque las lluvias de esta primavera han retrasado el cultivo y por el momento no tienen datos significativos sobre la incidencia de los bioestimulantes.

Financiación
El grupo operativo Bio_ Marterra dispone de un presupuesto total de 179.634,83 euros y está financiado por las ayudas de la Asociación Europea de la Innovación (AEI), cofinanciadas en un 80% con el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), con fondos propios de la Xunta de Galicia (14%) y con fondos del Ministerio de Agricultura (6%).

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