La USC lidera un sistema para convertir purines en biofertilizantes sostenibles
La digestión anaerobia y la economía circular son claves para reducir el impacto ambiental y los costes

Dos investigadores del proyecto realizando un trabajo de campo. / Imagen de la USC.
La Escuela Politécnica Superior de Lugo está desarrollando un sistema innovador que transforma purines y residuos agroindustriales en biofertilizantes de alta calidad. El proyecto está integrado dentro de un modelo de economía circular y se basa en dos programas principales: AGROMANURE y AGRORES.
Estos proyectos se centran en la valorización de purines ganaderos y residuos agroalimentarios, reduciendo su impacto directo en suelos, aguas y en la emisión de gases de efecto invernadero. Según los datos, la estrategia permite recuperar hasta el 92% de los nutrientes de los purines para ser reutilizados como fertilizantes.
El modelo financiero desarrollado también ofrece resultados prometedores, con valores de VAN positivos y tasas de rentabilidad consideradas aceptables por los investigadores.
Ambos proyectos están financiados por el Ministerio de Ciencia e Innovación y forman parte de un consorcio liderado por la Universidad de Santiago de Compostela. En él participan entidades como SOLOGAS, Fundación INFIAR, AIRA, AGACA, INTACTA, MILLO E LANDRAS y el IRNAS-CSIC.
Por parte de la USC, colaboran los grupos UXAFORES, Química Analítica, Sistema de Información Territorial y el Departamento de Economía Financiera y Contabilidad.
Como aspecto diferenciador, los investigadores subrayan que el sistema integra la producción, certificación y aplicación optimizada de los biofertilizantes. Además, cuenta con un fuerte respaldo científico y herramientas digitales innovadoras.
Destaca el desarrollo de un Sistema de Apoyo a Decisiones Espaciales (SDSS), una plataforma pionera en Europa que integra datos logísticos, agronómicos y legales. Gracias a sus algoritmos, se reducen en más del 23% los kilómetros de transporte, lo que supone importantes ahorros en combustible.
El sistema se basa en la digestión anaerobia, lo que permite una producción más ecológica y eficiente. Los biofertilizantes resultantes contienen un 35% más de carbono y dejan un 30% menos de huella ambiental.
Los ensayos en parcelas demostraron que el fósforo disponible aumentó hasta un 40%. Además, su aplicación inteligente permitió reducir un 22% las emisiones de gases de efecto invernadero y amoníaco frente a los métodos tradicionales.
El proyecto se prolongará hasta 2028. “Hasta entonces, está previsto optimizar las condiciones de la planta piloto de digestión y las características y homologación de los biofertilizantes para poder escalar a nivel industrial en el futuro”, explica el investigador Agustín Merino.
Para lograrlo, añade: “Será imprescindible establecer alianzas público-privadas que potencien el modelo de economía circular como el propuesto para afrontar los retos ambientales y económicos del sector agroganadero”.