La protección de los bosques primarios es clave para conseguir la neutralidad climática
El investigador César Pérez abordó cerca de 300.000 árboles de una treintena de países y concluyó que las reservas de carbono de estas especies "fueron subestimadas en las políticas climáticas"
Un equipo internacional, en el que participa el investigador de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería (EPSE) César Pérez Cruzado, demuestra que la capacidad de absorción de carbono de los bosques primarios, aquellos que presentan el máximo grado de madurez sin influjo del ser humano, es clave para cumplir con los objetivos del Pacto Verde Europeo con el que se pretende conseguir la neutralidad climática. Pérez Cruzado publicó los resultados obtenidos en el artículo que vio la luz en la revista del grupo Nature Communications Earth & Environment y en el que se constató, luego del estudio de 288.262 árboles de 27 países, que la protección y crecimiento continuo de estos bosques permitiría cumplir con los objetivos de eliminación de dióxido de carbono para 2030.
Este estudio pionero en Europa revela que la ganancia de carbono derivada del cuidado de estas especies equivale la, aproximadamente, 300 megatóns de dióxido de carbono por año. La investigación implicó el análisis de datos recopilados en varios tipos de hábitats forestales en toda Europa y el cálculo del carbono almacenado en la biomasa aérea, subterránea y muerta.
Los árboles grandes, con un diámetro superior a 60?centímetros, representan el 50 % de la biomasa y son importantes reservas de carbono
El estudio evidencia, tal y como destacan desde el equipo investigador, que las reservas de carbono en los bosques primarios y antiguos de alta naturalidad «fueron subestimadas en las políticas climáticas y de gestión forestal». El equipo investigador también ponen el foco en cómo «proteger y restaurar la biodiversidad forestal y la integridad ecológica ayudará a que Europa logre resultados sinérgicos en materia de clima y biodiversidad».
Cálculo de biomasa por hectárea
La contabilidad del carbono en el sector terrestre requiere un nivel de referencia a partir del cual calcular las pérdidas pasadas de carbono y el potencial de ganancias utilizando un objetivo basado en existencias de carbono. La capacidad de carga de carbono representada por las reservas de los bosques primarios es un nivel de referencia con base ecológica que permite estimar el potencial de mitigación derivado de la protección y restauración de los bosques para aumentar sus reservas de carbono.
El estudio en el que participa la USC analizó a través de una red propia de seguimiento de masas maduras, literatura científica, investigaciones o inventarios forestales un total de 7.982 sitios en zonas ecológicas globales boreales, atemperadas y subtropicales dentro de Europa. «Calculamos las existencias totales de carbono de biomasa por hectárea (biomasa muerta aérea y subterránea) y descubrimos que el potencial de acumulación de carbono era 1,6 veces mayor en promedio que los mapas globales modelados para bosques primarios y 2,3 veces para todos los bosques», explica César Pérez Cruzado.
De las conclusiones del estudio titulado ‘Carbon carrying capacity in primary forests shows potential for mitigation achieving the European Green Deal 2030 target’ se indica que los árboles grandes (con un diámetro superior a 60 centímetros) representan el 50 % de la biomasa y son importantes reservas de carbono. «La protección de los bosques maduros evita las emisiones a la atmósfera y permite su uso como referencia para estimar el potencial de acumulación de carbono de los sistemas forestales. Estas actuaciones deberían de ser combinadas con modelos de gestión orientados al secuestro de carbono en masas gestionadas, de forma que se aproveche al máximo el potencial de los bosques para mitigar el efecto invernadero», matizan desde el equipo investigador. En esta línea, el crecimiento de los bosques elimina el dióxido de carbono de la atmósfera, creando un sumidero terrestre.
Equipo de la investigación
Además de la USC, el equipo investigadorlo integran personal de la Griffith University, a Fundación Wild Europe, Czech University of Life Sciences, Silva Tarouca Research Institute, Belovezhskaya Pushcha National Park, Transilvania University of Brasov, Helmholz Centre for Environmental Research UFZ, Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), University of Nottingham, Università della Tuscia, University of Torino, Centre for Ecological Research, Berezinski Biosphere Reserve, Latvian State Forest Research Institute Silava, Institute of Forest Sciences (ICIFOR, INIA-CSIC), University of Forestry de Sofía, University of Suceava, National Academy of Science of Belarus y el Institute of Biodiversity and Ecosystem Research.