Bovimasc, un dispositivo para saber cuánto metano produce cada vaca
Investigadores del Campus Terra desarrollan una máscara facial capaz de medir las emisiones entéricas del ganado. El objetivo es validar un método que permita seleccionar animales por su eficiencia medioambiental

Jacobo Álvarez, durante la presentación del Proyecto Colaborativo Bovimasc
Tras la universalización del certificado de bienestar animal, la huella de carbono de las explotaciones y la emisión de metano del ganado va a ser el próximo caballo de batalla para las ganaderías de producción de leche.
“Nos están echando la culpa del cambio climático, diciendo que no contaminan los coches sino las vacas”, se queja Jacobo Álvarez Torres, uno de los investigadores del proyecto Bovimasc, un Proyecto Colaborativo del Campus Terra que desarrolla un dispositivo facial para la medición del metano entérico en las vacas.
El metano es uno de los principales gases de efecto invernadero de una ganadería de vacuno de leche, junto con el óxido nitroso y el dióxido de carbono. Un 95% del metano entérico, el producido por las vacas dentro de su proceso de fermentación ruminal, se emite vía oronasal y solo un 5% por vía rectal.
Un 95% del metano entérico se emite vía oronasal y solo un 5% por vía rectal
Bovimasc es una máscara de medición abierta que se adaptaría a todos los modelos de producción, tanto en intensivo como en pastoreo. Se trata de un equipo electrónico formado por una bomba de extracción, un deshumidificador, un sensor de metano, junto con una batería y una tarjeta SD para el almacenamiento de los datos.
El medidor se situaría en la cabeza, a menos de 10 cm de la cavidad oronasal, y el resto del equipo se incorporaría a una especie de albarda en el lomo del animal. “Permite a la vaca hacer una vida normal; no le afecta para nada, puede comer, beber, ir a ordeñarse, etc.”, asegura Jacobo.
Versatilidad: ganado estabulado y en pastoreo
La gran utilidad de este dispositivo, cuyo prototipo estará listo a finales de este año, es su versatilidad, ya que puede ser utilizado tanto en granjas en intensivo como también en animales en pastoreo. “No hay ningún estudio hecho en Galicia en este sentido”, explica Jacobo.
Para animales estabulados ya se probaron anteriormente otros métodos de medición, como cámaras donde se aíslan las vacas para medir lo que emiten, pero no se pueden usar en ganaderías comerciales. Tampoco el sistema Greenfeed, con comederos que toman una serie de datos cada vez que va a comer el animal, pero que tienen un coste de 120.000 euros cada uno.
Una de las ventajas de este dispositivo es poder analizar la emisión de metano en granjas en extensivo
La ventaja de Bovimasc es que es una máscara abierta que acompaña al animal en su rutina diaria pero sin interferir en sus movimientos, permitiendo la medición del metano entérico de forma continua a lo largo del día.
Validar un sistema adaptado a Galicia
Vaca lechera de la Granja Experimental Gayoso Castro con el dispositivo Bovimasc para medición del metano entéricoHasta el momento se han realizado pruebas en la Granja Experimental de Leche que la USC tiene en la Granja Gayoso Castro tratando de validar con datos reales cuál de los diferentes métodos de estimación existentes a nivel internacional se ajusta más al tipo de ganado y a las condiciones de manejo y alimentación de las explotaciones gallegas.
A nivel internacional se están utilizando distintos métodos para estimar la producción de metano de los rebaños, pero aplicados a Galicia generan disfunciones
“En los cálculos que hemos hecho en vacas estabuladas, según las distintas ecuaciones existentes, nos da una emisión por vaca y día de entre 350 y 500 gramos diarios de metano, en función de cuál de las 4 fórmulas se utilice para el cálculo”, detalla.
Con esos datos, Galicia estaría en niveles medios de eficiencia medioambiental de su cabaña ganadera. El problema, dice Jacobo, es que no sirven para comparar los datos obtenidos con los distintos sistemas de cálculo, ya que estas fórmulas fueron diseñadas con unas condiciones concretas de manejo y alimentación. “No se pueden equiparar los datos obtenidos aquí a los que salen en Estados Unidos o Australia”, aclara.
“En Galicia por ahora no hay ningún estudio sobre la emisión real de metano en vacas lecheras y necesitamos un método fiable que nos diga cuánto metano están produciendo nuestras vacas”, argumenta.
Selección genética
En la producción de metano influyen muchos factores, tanto relacionados con el propio animal como externos. “Cada vaca es un mundo, porque la emisión de metano está relacionada con los genes, con su microbiota, con la alimentación que recibe y con toda una serie de factores de manejo, estado de gestación, momento de la lactación, etc.”, detalla el investigador de la Facultad de Veterinaria de Lugo.
Por eso, dice, para obtener un cómputo real de las emisiones de una explotación no sirve con hacer un cálculo estimado del conjunto del rebaño, sino que habría que medir de forma individual lo que emite cada uno de los animales que lo integran, o al menos una muestra representativa de ellos.
Para hacer bien el cómputo de emisiones de una explotación habría que hacer la suma de las emisiones individuales de cada animal, ya que hay variaciones importantes
La emisión de metano tampoco es constante a lo largo del día, sino que fluctúa en función de la rumia, al estar directamente relacionada con la ingesta. “Si fuera siempre la misma, tomando una serie de muestras a lo largo del día ya nos valdría, pero no es así, por lo que nosotros lo que pretendemos es medirla de forma continua”, explica.
También varía con el estrés por calor, con el estado sanitario del animal o con el momento de la lactación, ya que las emisiones no son las mismas en una vaca recién parida que en una seca o en unas novillas, “que también emiten metano y también habría que computarlas para el cálculo global de la granja”, indica Jacobo.
“Estamos haciendo otro trabajo sobre qué factores aumentan o disminuyen la emisión de metano, pero nosotros lo que calculamos es la intensidad de emisión, es decir, la cantidad de metano emitida por litro de leche, para saber la eficiencia medioambiental de cada animal”, cuenta.
La emisión de metano está directamente relacionada con la ingesta, por lo que varía en función de la edad y el momento de la lactación
Entre las distintas fórmulas utilizadas, una de ellas correlaciona los ácidos grasos de la leche con el metano, de manera que sería posible estimar la producción de metano de cada vaca en función de las analíticas de la leche que produce.
“Si somos capaces de validar este sistema en las condiciones que tenemos en Galicia nos permitiría usar los datos del Control Lechero para estimar el metano de cada vaca en producción de la granja, sin tener que medirlo de forma individual en cada animal, de manera que nos permitiría hacer selección genética también por este parámetro”, avanza Jacobo.
El modelo se basa en que entre los ácidos grasos presentes en la leche, algunos son de nueva síntesis en la ubre, pero muchos otros proceden del rumen, en concreto de la degradación de la fibra, que está directamente relacionada con la emisión de metano. De este modo, mediante el cómputo de los ácidos grasos C-16 y C-18 podría llegar a estimarse la producción de metano del animal.
Uno de los objetivos de tener una medición real de gases de efecto invernadero es poder contrarrestar los ataques al sector ganadero
Los ácidos grasos presentes en la leche no aparecen de forma rutinaria en las analíticas hechas por el Ligal, sino que es necesario pedir específicamente que contengan este parámetro, y el equipo de investigación de la Facultad de Veterinaria maneja los datos de unas 3.000 vacas para tratar de validar el método.
Objetivo: cobrar más por la leche
Estas nuevas exigencias medioambientales de reducción de la contaminación suponen también una oportunidad para las granjas a la hora de revalorizar su leche. De hecho, ya hay industrias, como Nestlé o Danone, que lo tienen en cuenta y otras, como Lactalis, que lleva dos años calculando la huella de carbono de las explotaciones a las que recoge la leche en Galicia pero sin implementar por ahora ninguna prima al respecto.
Empresas como Nestlé o Danone ya están utilizando un aditivo en el pienso que usan sus granjas para bajar el metano
Pero el primer paso, y el más complejo, es cuantificar de forma objetiva las emisiones. “Nestlé, Danone o Pascual están intentando reducir las emisiones de metano entérico en las vacas lecheras por medio de aditivos. Computan un descenso del 30%, pero no sabemos realmente cuánto se reduce en cada granja, si es realmente un 30%, un 25% o un 34%. ¿Estamos analizando verdaderamente las emisiones de metano de las vacas? ¿Sabemos cómo medirlo?”, se pregunta Jacobo.
Por eso, el objetivo de todas estas líneas de investigación en este ámbito que se están llevando a cabo en la Facultad de Veterinaria es conocer la emisión real de metano y si los métodos de mitigación funcionan. “Nuestro objetivo es poder medir en una granja real cuánto metano están produciendo sus vacas para que después el ganadero pueda cobrar una prima por su leche en función de eso, de manera que los ganaderos vean recompensados sus esfuerzos en el ámbito de la reducción de emisiones por la vía del precio de la leche”, justifica.