¿Cuál es el origen de la enfermedad conocida como pulmón del granjero?

El proyecto HIPANTOX estudia la posible relación entre los hongos y las toxinas presentes en el silo de maíz y en la paja con la neumonitis por hipersensibilidad en humanos

Jesús González, durante la presentación del Proyecto Colaborativo HIPANTOX y de sus resultados preliminares

La conocida como enfermedad del pulmón del granjero (EPG) es un tipo de neumonitis por hipersensibilidad producida por antígenos tras inhalar hongos y otros microorganismos procedentes de forrajes conservados, habitualmente hierba seca o silo de maíz mal conservado debido al exceso de humedad.

Las condiciones climáticas de Galicia son propicias para el desarrollo de esta enfermedad, con una alta incidencia en Lugo. “Es una patología relevante en nuestra provincia, aunque en el conjunto de España la incidencia es muy baja”, destaca Jesús González, investigador principal del proyecto HIPANTOX, que trata de encontrar una relación causa-efecto entre los hongos y toxinas presentes en los forrajes que almacenan las ganaderías y los casos clínicos en pacientes debido a su manipulación.

La enfermedad tiene una alta incidencia en la provincia de Lugo, con unos 30 casos diagnosticados al año

En el hospital de Lugo se han diagnosticado 300 casos en los últimos 11 años, debido a la mayor concienciación del equipo médico de esta área sanitaria con esta enfermedad, en una zona donde el sector agroganadero tiene una especial relevancia. Sin embargo, Jesús considera que se trata de una patología infradiagnosticada en otras zonas de Galicia y de la cornisa cantábrica.

La enfermedad provoca síntomas como fiebre, dolor de cabeza y tos, que se pueden confundir con los de un resfriado y solo en los casos agudos requieren hospitalización. “A las personas que les pasa de forma habitual incluso tienen que dejar de trabajar en la actividad agroganadera para no estar expuestos a estos elementos causantes”, explica.

“Por ahora no podemos concluir que haya una causa-efecto entre los hongos de los forrajes y la enfermedad, pero sería útil poder aislar, a través de los antígenos de los pacientes, el hongo causante”, indica Jesús.

Principales hongos

No existían hasta ahora estudios hechos en Galicia en granjas de producción estándar reales y en las condiciones de temperatura y humedad en las que se lleva a cabo la conservación de los forrajes, por lo que caracterizar la presencia de hongos en el silo de maíz, la paja o la hierba seca y ver su potencial impacto sobre la enfermedad es el objetivo de este proyecto.

Se tomaron muestras en granjas reales de las provincias de A Coruña y Lugo para analizar los metabolitos y su potencial toxicidad

Para ello, se tomaron muestras en granjas de la provincia de Lugo y A Coruña y se procedió a la identificación, en colaboración con la Estación Fitopatológica de Areeiro, de los hongos encontrados, para analizar los metabolitos que producen y su toxicidad.

En el silo de maíz los más habituales fueron el fusarium (F.cerealis 11%, F.graminearum 9%, F.temperatum 5%) y el aspergillus. “El fusarium en el maíz está por todas partes, lo encontramos tanto en fincas y maíz como en los propios silos por toda Galicia. El segundo más común es el Aspergillus fumigatus, que es el más peligroso para la salud porque, aunque no es habitual que ocurra, puede crecer dentro del pulmón, y también por las toxinas que produce, pudiendo derivar en la formación de una masa sólida dentro del pulmón que hay que operar”, detalla.

Tanto en humanos como en animales, el Aspergillus fumigatus puede crecer dentro del pulmón y provocar daños

En el caso del silo de maíz, ya había bastante bibliografía sobre micotoxinas, algo que no ocurre en el caso de la paja, donde apareció fusarium (F.torulosum y F.equiseti), alternaria (A.infectoria, A.eureka y A.porri) y aspergillus. En este caso el Aspergillus tubingensis fue el más frecuente.

Toxinas emergentes

Las micotoxinas son compuestos naturales de bajo peso molecular, es decir, moléculas pequeñas, producidas como metabolitos secundarios por hongos filamentosos, que pueden causar enfermedades, o incluso la muerte, en seres humanos y animales.

A día de hoy se han identificado más de 400 micotoxinas, de las cuales una docena recibe una mayor atención debido al riesgo que presentan para la salud. Algunas de estas toxinas llegan a nosotros a través de la cadena alimentaria, por ejemplo, a través de la leche o de la harina.

Las micotoxinas pueden llegar al ser humano a través de la cadena alimentaria

Las toxinas más frecuentes producidas por contaminación por hongos en forrajes son la Gliotoxina y el Deoxinivalenol, pero en los últimos tiempos otras micotoxinas como la Enniantina están comenzando a considerarse una toxina emergente.

El Deoxinivalenol, también conocido como DON o vomitoxina, es uno de los 150 compuestos llamados tricotecenos (toxinas no estrogénicas) producidas por hongos del género Fusarium (F.graminearum y F.culmorum).

Esta micotoxina casi siempre se forma en el maíz antes de la cosecha, cuando las espigas en flor son infestadas por determinadas especies del hongo. El Deoxinivalenol es una molécula muy estable, que resiste los incrementos de temperatura, por lo que una vez formada es probable que persista durante el almacenamiento y llegue incluso a ingresar en la cadena alimentaria.

El Deoxinivalenol provoca problemas intestinales y la Gliotoxina tiene efectos sobre la supresión del sistema inmunitario

Por su parte, la Gliotoxina es un metabolito secundario de tipo alcaloide producido por hongos del género Aspergillus. Se trata de la micotoxina más potente producida por A. fumigatus que contribuye a su virulencia al presentar una notable toxicidad en células de mamífero.

En cuanto a las Enniantinas (ENNs), poseen características antibacterianas y citotóxicas y generan estrés oxidativo, lo que conduce a efectos secundarios sobre la salud y productividad de los animales. “Están empezando a considerarse una toxina emergente porque son mucho más tóxicas”, explica Jesús.

Están provocadas por fusarium y fueron encontradas en bajas concentraciones en los análisis de silos de maíz realizados en explotaciones de A Coruña y Lugo. “Están ya en todas partes, también en Galicia, pero no sabemos si suponen un riesgo real o no”, advierte.

Las Enniantinas pasan a la leche a través de la ingesta de esos silos contaminados por parte de las vacas y casi ningún tratamiento de calor de los que se aplican en la industria de transformación láctea es capaz de destruirlas, por lo que llegan al ser humano. “Lo que está por ver es los efectos que tienen sobre nosotros”, insiste.

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