Un estudio alerta de la pérdida de biodiversidad en los suelos de las praderas de Galicia

Resumen del Trabajo fin de Máster Oficial “Agricultura y ganadería ecológicas”, de la Universidad de Sevila, elaborado por Claudia Alejandra Lidia Sandoval Rodríguez, bajo a titoría de Yann Pouliquen Kerlau, en el que se realizó un estudio sobre poblaciones de escarabajos coprófagos y tratamientos antiparasitarios con ivermectina

Os escaravellos peloteiros degradan as bostas do gando nas pradeiras.

Este documento es un resumen del trabajo de fin de Máster que Claudia Alejandra Lidia Sandoval Rodríguez realizó con la titoría de Xan Pouliquen Kerlau. Este estudio formó parte de la labor realizada en el Grupo Operativo «Vacuno de carne a pasto: identificación y fomento de manexos ganaderos económica y ambientalmente más sustentables» durante los años 2022 a 2024.

El estudio fue realizado en el seno de la empresa Xestión Agrogandeira e Naturaleza SL. Se centra en evaluar el impacto de la ivermectina en las poblaciones de insectos que degradan las bostas del ganado, las materias fecales para incorporarlas al ciclo de fertilización del suelo, los llamados insectos coprófagos -principalmente escarabajos-, en granjas ecológicas y convencionales de Galicia.

El objetivo final del estudio es mostrar:

a) que las praderas ecológicas tienen más insectos coprófagos que las praderas convencionales

b) que los tratamientos con ivermectina tienen un efecto directo negativo sobre las poblaciones de insectos coprófagos

c) que las parcelas con más insectos coprófagos son más fértiles

2. ¿POR QUÉ ESTUDIAR ESTO?

Las infecciones parasitarias en el ganado son una causa importante de pérdidas en la producción ganadera. Aunque los parasitos son una parte natural de la microflora animal, su desequilibrio puede provocar enfermedades que afectan a la productividad y a la salud del ganado. En la actualidad, se utilizan ampliamente los tratamientos antiparasitarios para mitigar estas pérdidas. Pero el uso excesivo e irracional de estos medicamentos, como la ivermectina, puede provocar resistencias en parasitos y efectos adversos sobre el ecosistema.

Una vez las heces caen en el suelo, son transformadas por escarabajos especializados en eso: los insectos coprófagos, conocidos popularmente como peloteros. La ivermectina es un antiparasitario muy utilizado desde tiempos atrás. Cuando se trata un animal con este insecticida, este termina excretado en las heces, que es la vía de eliminación principal del producto. La molécula así depositada en las heces en el suelo sigue actuando como insecticida, lo que puede afectar negativamente a los insectos coprófagos.

En el sistema de producción convencional, existe un amplio uso de la ivermectina como antiparasitario por su eficacia y facilidad de aplicación. Por el contrario, en ganadería ecológica el uso es restringido y regulado.

Los escarabajos coprófagos son un indicador importante de conservación de la biodiversidad. Las poblaciones reflejan con precisión la intervención humana. Debido a esto, las  poblaciones tienden a ser más abundantes en paisajes selváticos y boscosos que en praderas y tierras de cultivo. Por eso también, son utilizados en investigación para monitorizar la diversidad biológica de los ecosistemas.

3. INSECTOS COPRÓFAGOS, ¿PARA QUE?

Estos insectos juegan un papel vital en la descomposición del abono: lo trasladan, lo desintegran, lo entierran. Se incorpora al suelo para la construcción de nidos y alimentación de las crías. Algunos peloteros forman bolos de crianza -de allí su nombre, donde la hembra deposita el huevo después de enterrarlos. Otros, construyen un conjunto de galerías en el suelo, que darán lugar al nido donde pueden depositar varios huevos.

Muchos factores intervienen en la existencia y distribución de las comunidades de escarabajos coprófagos en los paisajes. Los microclimas, la vegetación, las características del suelo, y la calidad y abundancia de alimento son fundamentales. Asimismo, la velocidad de la actividad de los escarabajos, depende de múltiples factores, entre los que se mencionan: la especie, el tamaño, la abundancia, sus hábitos nutricionales y reproductivos, la humedad, la temperatura, varias características del suelo y el tipo de manejo del pastoreo .

Durante su ciclo biológico, al procesar las heces, realizan de manera paralela tareas importantes en el funcionamiento del ecosistema terrestre:

– Limpieza de pastos:

Una vaca adulta deposita sobre el pasto alrededor de 50 kilos de material fecal al día, cubriendo una superficie de aproximadamente 1 m² por animal/día. Esa superficie de hierba sucia no es consumida por los animales debido al olor de las heces. En la medida en que las heces son incorporadas al suelo por la acción de los escarabajos, el rechazo de la hierba disminuye. Por lo tanto, cuanta más actividad de los insectos coprófagos, más productividad del pasto.

– Dispersión de semillas:

Al transportar y enterrar el abono, los insectos son capaces de dispersar hasta el 95% de las semillas que contiene. De esta manera, contribuyen a la movilización, germinación y regeneración de especies vegetales en los ecosistemas.

– Lucha contra el cambio climático:

El abono del ganado emite cantidades importantes de gases de efecto invernadero. En efecto, los microorganismos que descomponen la materia orgánica emiten dióxido de carbono, mientras que
las bacterias metanogénicas que crecen en condiciones anaerobias producen metano. Al desintegrar y airear el abono, los insectos coprófagos evitan la anaerobiosis, modificando los flujos de metano. Además, el simple hecho de enterrar el abono aumenta la captura de carbono en el suelo.

– Mejora de la estructura del suelo:

Los túneles y galerías cavados por los peloteros mejoran la estructura, la retención de agua y la aireación del suelo; todo eso son factores de mayor crecimiento de las plantas y en consecuencia de aumento de la productividad de las praderas.

– Mejora de la actividad biológica del suelo:

En combinación y retroalimentación con el suelo, la aireación generada por los insectos coprófagos en el suelo y en los depósitos de heces favorecen la labor de las bacterias aerobias, encargadas de liberar fósforo, potasio, nitrógeno y carbono para su uso posterior por las plantas.

– Reciclaje y ciclo de nutrientes:

Ya se entendió pues que los escarabajos coprófagos participan activamente del reciclaje de los nutrientes. Los nutrientes no aprovechados por los animales en pastoreo, que se eliminan en las heces, son reincorporados al suelo, cerrando así el ciclo de nutrientes. La acción de enterrar el abono por parte de los escarabajos aumenta considerablemente la cantidad de nutrientes disponibles para las plantas. Tanto es así que la aportación de los escarabajos al crecimiento de las especies vegetales puede superar la de los fertilizantes químicos. Se comenta que la presencia de insectos coprófagos aumenta el pH y las concentraciones de P, K, Ca, Mg, Cu, Zn y Mn.

– Control de varias plagas del ganado:

La degradación del abono por los peloteros altera los ciclos biológicos de parasitos del ganado, como helmintos y nematodos, evitando que los huevos expulsados en las heces y las larvas en estado de madurez completen su desarrollo hasta larva infectante.

La transformación de las heces evita que algunas especies de moscas depositen sus huevos en el material fecal, lo que reduce su población y, consecuentemente, la presencia de enfermedades del ganado ligadas a moscas hematófagas.

Los escarabajos coprófagos transportan los ácaros del abono, que tienen poca capacidad de movimiento. Estos ácaros se alimentan de huevos y larvas de moscas y nematodos, por lo que ayudan a mitigar la presencia de enfermedades del ganado. Una vez que el sustrato del abono comienza a degradarse por la acción de los insectos, estos trasladan los ácaros hasta nuevos sustratos donde se separan del portador y pueden seguir actuando como agentes de lucha biológica contra patógenos del ganado.

4. DISEÑO DEL ESTUDIO

Se seleccionaron 12 granjas de vacuno de carne y leche de Galicia: 6 ecológicas y 6 convencionales. En cada sistema de producción, la mitad había realizado con anterioridad tratamientos con ivermectina y la otra mitad, no. En 2 parcelas de cada granja, se colocaron trampas en el suelo para capturar los insectos coprófagos. Pasadas 24 horas, se recogieron las trampas, y se procedió a identificar y contar los insectos coprófagos capturados. Paralelamente, se procedió a extraer una muestra de tierra de cada parcela para su posterior análisis físico-química. Los datos recogidos fueron procesados mediante varios análisis estadísticos.

5. CONCLUSIONES

Los resultados obtenidos son los siguientes:

– Encontramos más escarabajos en parcelas convencionales que en parcelas ecológicas, pero NO es una diferencia estadísticamente significativa.

– Encontramos más escarabajos en parcelas con animales sin ivermectina que en parcelas con animales tratados, pero NO es una diferencia estadísticamente significativa.

– Encontramos más escarabajos en parcelas pobres que en las parcelas más productivas, pero NO es una diferencia estadísticamente significativa

– Encontramos más materia orgánica en parcelas con animales tratados que en parcelas con animales sin tratar, con una diferencia estadísticamente significativa

– No encontramos ninguna relación entre insectos coprófagos y características fisicoquímicas del suelo

Estos resultados niegan totalmente lo que se quiso demostrar. Sin embargo, esto es sólo la primera impresión, que debe ser discutida, dando lugar a otras conclusiones.

En primer lugar, debemos reconocer que el estudio se basó en decisiones metodológicas no de todo acertadas para un trabajo de tipo científico. En especial, la enorme diversidad de situaciones
no se compensó suficientemente con un número amplio de repeticiones. Por lo tanto, los resultados en el deben ser generalizados ni extrapolados.

En segundo lugar, opinamos que la ausencia de diferencias entre las parcelas ecológicas y las convencionales no es una incoherencia. En efecto, en nuestras condiciones, el tratamiento que se le da a las pradeiras del vacuno es, en definitiva, muy semejante en ambos sistemas: niveles de abonado químico escasos, práctica ausencia de tratamientos químicos, pastoreo.

Nuestra hipótesis para explicar que encontremos más insectos en parcelas pobres que en parcelas productivas se sustenta en el manejo del pastoreo. En efecto, las parcelas pobres escogidas fueron básicamente parcelas con vegetación indicadora de sobrepastoreo. Es decir que se trata posiblemente de pastos con una carga de materias fecales mayor, ofreciendo entonces más cantidad de alimento a las poblaciones coprófagas.

La presencia de más materia orgánica en parcelas con tratamiento de ivermectina sí sería coherente con las ideas iniciales, en la medida en que las ivermectinas reducirían el impacto de transformación de la materia orgánica. Cabe mencionar también que en las condiciones experimentales la mayoría de los tratamientos con ivermectina habían sido realizados con mucha anterioridad a la toma de muestras en suelo. A lo mejor el agroecosistema había tenido resiliencia de sobra como para haber recuperado de un eventual efecto negativo del insecticida.

En cualquiera caso, no estamos satisfechos con ninguna de estas sugerencias. Entendemos que las conclusiones finales de interés deben ser otras.

Lo que realmente debe ser puesto de relieve es LA ESCASA POBLACIÓN DE INSECTOS COPRÓFAGOS en todo el ensayo. La parcela que más insectos recogió llegó a 57 insectos por trampa; la segunda ya no superó los 25; en la tercera bajamos ya a 15. El promedio total fue de 6,3 insectos por trampa; quitando las 3 parcelas extremas, ese promedio se queda en 2,5. Es importante resaltar que el muestreo se realizó en un momento del año donde las poblaciones debían estar plenamente activas.

A nuestro parecer, este es el resultado importante del trabajo hecho: las parcelas estudiadas presentan por lo general un nivel muy escaso de insectos coprófagos. Considerando esos insectos como indicadores de biodiversidad, tendremos que llegar a la conclusión de que los suelos de las praderas son suelos muertos, o por lo menos con muy poca vida. Lógicamente, si per se, las poblaciones de insectoscoprófagos es muy escasa, el efecto de la ivermectina o del sistema de producción no se pueden identificar.

Por lo tanto, el estudio NO concluye que la ivermectina es inocua frente a los escarabajos, NO concluye que el modo de producción no influye, NO concluye que no existe influenza mutua entre insectos coprófagos y niveles de fertilidad. Por el contrario SÍ concluye que los suelos está muy degradados en cuanto a biodiversidad. Y que frente a esta situación, en las condiciones del estudio, es mucho más importante y urgente resolver la mala praxis general contra de los suelos que detenerse sobre el empleo o no de la ivermectina.

Evidentemente, no estamos aquí diciendo que se deba olvidar el efecto negativo del antiparasitario; lo que afirmamos es que las ganaderías tienen otros fallos técnicos de más calado que corregir antes. Nos referimos concretamente a las técnicas de manejo global de los pastos que favorecen la muerte de los suelos: compactación, mala gestión de los tiempos de reposo y permanencia, malos cálculos de carga ganadera instantánea, etc..

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