“Es crucial incentivar a las farmacéuticas para que desarrollen nuevas categorías de antibióticos”
Azucena Mora, catedrática de microbiología en la Facultad de Veterinaria de Lugo, ha entrado en la silla 21 de la Academia de Ciencias Veterinarias y en esta entrevista analiza los avances en E. Coli, One Health y las siguientes investigaciones en las que está trabajando
La catedrática de microbiología en la Facultad de Veterinaria de Lugo y reconocida por sus investigaciones sobre Escherichia coli (E. coli), Azucena Mora, tomó posesión de la silla número 21 de la Academia de Ciencias Veterinarias de Galicia.
Durante su discurso de toma de posesión, Mora abordó uno de los desafíos más apremiantes para la salud global: la resistencia a los antibióticos. Desde la perspectiva One Health, que conecta la salud humana, animal y ambiental, Mora destacó la interdependencia de estos ámbitos y profundizó en la importancia de la lucha contra las bacterias multirresistentes, a la vez que destacó la necesidad de un enfoque integral para hacer frente a esta «pandemia silenciosa».
En esta entrevista aborda cómo recibió la noticia de entrar en la Academia de Ciencias Veterinarias, el concepto One Health y los retos que supone, cuáles han sido los principales avances en E. Coli y cuáles son los siguientes avances.
– Recientemente has entrado a formar parte de la Academia de Ciencias Veterinarias de Galicia en la silla 21. ¿Qué supone para tu carrera la entrada en esta institución?
En los agradecimientos de mi discurso de ingreso en la Academia mencioné la fortuna de poder enfrentar nuevos retos ilusionantes que se presentan en mi carrera. Además de formar parte de la Academia, tengo el honor de participar en proyectos y entidades relevantes, como la Fundación Rof Codina, en la que ejerzo como directora científica; el Instituto de Investigación do Medio Acuático para Unha Saúde Global (iARCUS); el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN); y el Comité Ejecutivo del Food- and Water-borne Infections Study Group (EFWISG) de la European Society of Clinical Microbiology and Infectious Diseases (ESCMID).
Mi ingreso en la Academia supone una gran responsabilidad y un estímulo para continuar visibilizando y fortaleciendo la profesión veterinaria en sus diversas áreas. Desde mi papel como docente universitaria e investigadora, espero contribuir al desarrollo y proyección de nuestra profesión en Galicia y más allá.
– Cuentas con más de 25 años de experiencia en E. coli patógena para humanos y animales. ¿Qué avances destacarías de estos años investigando la E. Coli?
Destacaría dos aspectos principales. Primero, la revolución metodológica que hemos presenciado en estas décadas. Hemos tenido que adaptarnos y aprender a usar herramientas avanzadas como las tecnologías «ómicas» y la inteligencia artificial, sin dejar de lado la microbiología clásica. Este cambio ha transformado radicalmente cómo abordamos el estudio de los microorganismos y las enfermedades infecciosas. La velocidad de generación de datos es tan alta que a veces resulta abrumador procesar y comprender toda esta información, y estoy convencida de que esto es solo el comienzo. Ahora tenemos el reto de avanzar hacia la armonización y una implementación efectiva de estas herramientas.
E. coli puede actuar como patógeno, y su capacidad para adaptarse a diferentes entornos se debe a su enorme repertorio genético
En segundo lugar, mi investigación en E. coli me ha confirmado que esta bacteria ejemplifica la interconexión entre las tres interfaces de la salud: humana, animal y medioambiental. E. coli se mueve con facilidad entre estos ecosistemas, demostrando que no existen barreras reales entre ellos.
– ¿Podrías realizar un “mapa” de la gravedad que las infecciones por E. coli tanto en humanos como en animales? ¿Esa gravedad está bajando o aumentando?
Considero que E. coli es un excelente bioindicador para evaluar la evolución de la resistencia a los antibióticos en las tres interfaces de la salud: humana, animal y ambiental. Además, sirve como indicador clave para monitorizar las intervenciones alternativas al uso de antibióticos, como las vacunas contra la colibacilosis o el empleo de probióticos.
Esta idea es uno de los ejes centrales de mi investigación, en especial en el proyecto “Monitorización integrada del flujo de resistencias a antimicrobianos (RAM) y dianas de intervención del medio ambiente, a la granja y a la mesa”. Este trabajo ha sido recientemente galardonado en la IV edición de los premios del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos.
E. coli forma parte de la microbiota gastrointestinal normal de humanos y animales homeotermos y ha sido fundamental en la tecnología del ADN recombinante. Sin embargo, más allá de ser un habitante inofensivo del intestino, E. coli también puede actuar como patógeno, y su capacidad para adaptarse a diferentes entornos se debe a su enorme repertorio genético: de los más de 22.000 genes identificados en esta especie, menos de 2.000 son esenciales o compartidos por todas las cepas.
La OMS ha clasificado a E. coli productora de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) como un patógeno de prioridad crítica. En España, las infecciones urinarias multirresistentes, principalmente causadas por E. coli BLEE, representan la causa más frecuente de mortalidad en los hospitales. En nuestras investigaciones estamos estudiando los clones de alto riesgo de E. coli, aquellos que presentan genes de resistencia y/o virulencia, tanto en infecciones humanas como animales. En el ámbito animal, observamos una “revolución” en los clones predominantes en sus microbiotas a medida que se reducen los antibióticos y se implementan nuevas alternativas.
– Es importante buscar medidas alternativas al uso de antibióticos. ¿Cuáles son esas alternativas? ¿De qué manera se podría reducir ese uso y cambiar por esas alternativas?
Es crucial incentivar a las farmacéuticas para que desarrollen nuevas categorías de antibióticos, al tiempo que trabajamos en preservar la eficacia de los que todavía funcionan. Actualmente, la optimización terapéutica se basa en la categorización de antibióticos de la OMS y en ajustar cada vez más el espectro y la dosificación del tratamiento a la sospecha etiológica, evitando los antibióticos de amplio espectro, cuyo uso era común hace años.
Existen varias alternativas al uso de antibióticos, especialmente enfocadas en la prevención de infecciones. Una de las estrategias más efectivas es el uso y desarrollo de vacunas, tanto para infecciones humanas como animales, y en este sentido, fomentar programas de vacunación es fundamental.
Otras medidas que se están estudiando incluyen:
-Bacteriófagos: virus específicos que atacan bacterias y que ofrecen una terapia dirigida para infecciones específicas, sin dañar la microbiota. La fagoterapia se considera una alternativa prometedora, especialmente para bacterias resistentes.
Es esencial reducir a nivel mundial las muertes humanas relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos en un 10 % para 2030
-Probióticos y prebióticos: su uso contribuye a mantener una microbiota saludable, compitiendo con bacterias patógenas y reduciendo así el riesgo de infecciones.
-Inmunoterapia y anticuerpos monoclonales: mediante el uso de anticuerpos específicos contra patógenos, esta terapia busca fortalecer el sistema inmune y reducir la necesidad de antibióticos en infecciones graves.
-Péptidos antimicrobianos: estos compuestos, que imitan las defensas naturales de los organismos, tienen propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivirales, y representan una línea de investigación activa en la lucha contra infecciones resistentes.
-Control ambiental y bioseguridad: reducir la carga bacteriana en ambientes de riesgo (hospitales, granjas, etc.) mediante medidas de higiene y bioseguridad, disminuyendo así el riesgo de infecciones y la necesidad de antibióticos.
Todas estas estrategias, junto con un uso prudente de los antibióticos existentes y la educación tanto de profesionales de la salud como del público en general, son fundamentales para reducir la dependencia de los antibióticos y frenar la resistencia.
– El 3 de noviembre se ha conmemorado el Día One Health y recientemente se ha llevado a cabo la Asamblea de la ONY que fija recudir las muertes por resistencia a los antimicrobianos en un 10 % en 2030. ¿Cómo se podrá alcanzar este objetivo? ¿Qué medidas habrá que tomar para llegar a esa reducción a nivel global?
Los líderes mundiales se comprometieron en la 79ª Asamblea General de la ONU a reducir las muertes humanas relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos en un 10 % para 2030. Para ello se solicitó a las organizaciones cuatripartitas (OMS, OMSA, FAO, PNUMA), junto con los países, que actualicen el Plan de Acción Mundial sobre la Resistencia a los Antimicrobianos para 2026, de modo que garantice una respuesta multisectorial sólida e inclusiva, a través de un enfoque “One Health”.
Las medidas son todas aquellas que giran en torno a la vigilancia, control, prevención, investigación, formación y comunicación. El desarrollo de marcos legislativos mundiales es muy importante. También es esencial que estén involucrados todos los sectores sociales, con el objetivo de reducir a nivel mundial las muertes humanas relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos en un 10 % para 2030. La priorización de medidas preventivas contra enfermedades infecciosas en animales es de suma importancia.
Es por eso que la OMSA continuará ayudando a los países desarrollando estándares y directrices, evaluando marcos de políticas para la prescripción de antimicrobianos y apoyando la implementación de programas de bioseguridad y vacunación en enfermedades prioritarias que pueden ayudar a reducir la necesidad de antimicrobianos, entre otras medidas. El PNUMA seguirá estando a la vanguardia de los esfuerzos para reducir la carga de la RAM en las sociedades y abordar la triple crisis planetaria.
– España lidera la reducción del uso de antibióticos en salud humana y animal. ¿Qué medidas se han tomado para alcanzar esta posición?
Hay numerosas entidades involucradas de forma coordinada en la vigilancia de la resistencia a los antibióticos.
En el ámbito nacional, además de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), que supervisa la seguridad alimentaria en España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) juega un papel crucial. La AEMPS coordina el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) y regula el uso de antibióticos, tanto en medicina humana como en veterinaria.
El PRAN, establecido en 2014, ha asumido el reto de reducir el uso de antibióticos en salud humana y animal. Este plan estratégico busca minimizar el riesgo de selección y diseminación de la resistencia antimicrobiana, protegiendo así la salud humana y animal y preservando la eficacia de los antibióticos existentes de forma sostenible. El PRAN se organiza en torno a seis líneas de acción clave dentro de un enfoque One Health: vigilancia, control, prevención, investigación, formación y comunicación.
La genómica y la inteligencia artificial están transformando nuestra capacidad de respuesta frente a las infecciones resistentes
A nivel europeo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) realiza una labor de vigilancia sobre patógenos transmitidos por alimentos, incluyendo bacterias resistentes, en toda la cadena alimentaria. La European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC) es otra entidad clave, responsable de la vigilancia y control de enfermedades infecciosas, incluida la resistencia antimicrobiana en salud pública.
En el ámbito global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lidera el esfuerzo contra la resistencia antimicrobiana a través de programas como el Global Antimicrobial Resistance and Use Surveillance System (GLASS), que proporciona datos globales sobre resistencia. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) (anteriormente OIE) también desempeña un papel esencial en el monitoreo y el desarrollo de políticas de uso racional de antibióticos en animales a nivel mundial, especialmente en el sector ganadero.
Estas entidades colaboran a través de programas y redes internacionales, como el European Joint Action on Antimicrobial Resistance and Healthcare-Associated Infections (EU-JAMRAI 2).
– Consideras importantes herramientas basadas en la genómica y la inteligencia artificial. ¿Qué relevancia tienen estas herramientas y cómo pueden mejorar las estrategias terapéuticas?
Actualmente, el reto es combinar herramientas genómicas, inteligencia artificial y microbiología convencional para optimizar los tratamientos, anticiparnos a la emergencia de clones de alto riesgo, e identificar dianas de intervención. Estas herramientas son esenciales, ya que nos permiten analizar grandes cantidades de datos genómicos de forma rápida y precisa, algo impensable con técnicas convencionales.
La genómica permite secuenciar y estudiar el genoma completo de patógenos, identificando genes de resistencia y virulencia específicos. Esto no solo facilita la vigilancia de cepas de alto riesgo, sino también la personalización de terapias al seleccionar los antibióticos más adecuados para cada infección en función del perfil genético de la bacteria.
Por su parte, la inteligencia artificial aporta modelos predictivos capaces de analizar patrones en la resistencia a antibióticos y en la diseminación de bacterias. Mediante el uso de IA, es posible anticipar cambios en la epidemiología de cepas resistentes, mejorando la toma de decisiones clínicas y reduciendo el uso de antibióticos de amplio espectro.
Además, estas tecnologías pueden guiar el desarrollo de nuevos fármacos o estrategias terapéuticas, identificando potenciales dianas moleculares para intervenciones futuras. En conjunto, la genómica y la inteligencia artificial están transformando nuestra capacidad de respuesta frente a las infecciones resistentes, mejorando la precisión y la efectividad de las estrategias terapéuticas actuales.
– ¿En qué proyectos te encuentras trabajando en estos momentos?
Ahora mismo estamos trabajando intensamente en el proyecto Seguridad alimentaria: monitorización integrada de antibiorresistencias y dianas de intervención del medio ambiente, a la granja y a la mesa – GENERACIÓN DE CONOCIMIENTO 2022 – Proyectos investigación orientada que precisamente ha premiado la Agencia Española de Medicamentos y Producto Sanitario como mejor iniciativa de proyecto frente a la resistencia a los antibióticos. En el marco de este proyecto estamos ahora mismo analizando qué tipo de bacterias multirresistentes están presentes en las infecciones de orina de humanos (hospitalarias y de la comunidad), en las mascotas (perros y gatos).
También estamos analizando la microbiota de los jabalíes, como bioindicatores ambientales. Asimismo, analizamos los animales de producción, y sus productos derivados. Otro objetivo es el análisis de aguas procedentes de plantas depuradoras (antes y después de los tratamientos). Por otro lado, estamos trabajando con un grupo portugués para identificar fagos que puedan utilizarse con carácter terapéutico frente a colibacilosis porcina.
Otro proyecto en el que estamos en estas fechas trabajando, con un carácter más educativo y de comunicación a la sociedad, es Ciencia á Feira. Ciencia á Feira – FECYT 2023, es un proyecto FECYT, en el que participamos distintos grupos que vamos a escuelas y ferias rurales. Mi grupo lleva el tema de las “Superbacterias”. Estaremos el próximo 28 de noviembre en Triacastela.
Tenemos otros proyectos en marcha, pero en conjunto puedo decir que trabajamos en investigación las seis líneas de acción clave dentro de un enfoque One Health que motivan al PRAN: vigilancia, control, prevención, investigación, formación y comunicación.