Medidas de prevención, el mejor método para evitar el síndrome de la vaca repetidora

Luis Ángel Quintela nos explica como este síndrome afecta en las explotaciones y cuáles son las medidas a tomar para evitar que aparezca en las granjas


Las vacas suelen tener dificultades para quedarse preñadas y, en ciertos casos, estos fallos reproductivos no tienen una causa evidente. Cuando estos errores se repiten tres o más veces, y no hay evidencia de otros signos de causa, se considera síndrome de la vaca repetidora (RBC). En todo el mundo, los datos de esta enfermedad son elevados y causan efectos negativos en la economía agrícola. Debido a la complejidad de este síndrome, es importante aumentar el conocimiento sobre los mecanismos involucrados, desarrollar nuevas herramientas de diagnóstico para diferenciar los agentes causales e implementar nuevos tratamientos para restaurar la fertilidad.

La imposibilidad de concebir se describe como una de las principales razones para sacrificar vacas. Hoy en día, la discusión va más allá de los aspectos económicos asociados con la infertilidad y también considera las implicaciones ambientales y de bienestar animal de las vacas abiertas, que son factores que influyen en las decisiones de sacrificio, incluida la edad a la que se debe sacrificar a los animales. Existe una creciente presión social para proteger a los animales, lo que expone dudas sobre la edad adecuada para sacrificar a las vacas.

El síndrome de la RBD afecta del mismo modo en sistemas intensivos que en extensivos

El investigador de la USC Luis Ángel Quintela realizó una investigación sobre este síndrome y explica que este problema está generalizado en todo el mundo y que afecta, especialmente, a las ganaderías de vacuno de leche. «En las de carne es menos problemático porque no están sujetas a un estrés de producción», comenta. Además añade que tampoco está sujeto a un tipo de sistema, es decir, «si en una granja en intensivo tienen un bueno manejo, no tiene que ser un problema grave. Por eso, se puede decir que este síndrome no va sujeta a un sistema de intensivo o extensivo».

Un bueno manejo y una buena alimentación son claves
Esta enfermedad tiene muchas causas posibles que la provocan, por eso tener un diagnóstico certero es fundamental para el posterior tratamiento. «Actualmente lo que se suele hacer es aplicar tratamientos que pueden funcionar, pero no siempre son los idóneos», comenta Quintela. Indica que últimamente tienen un uso frecuente los embriones terapéuticos «porque cuando tú introduces un embrión fecundado a una vaca ya está en el día 8, por lo que te estás saltando los pasos de fecundación, primeros estadios de desarrollo embrionario, etc. y ya te quitas las posibilidades de errores que hay en esos días», expone. Un tratamiento idóneo para cada caso solo «saldría de tener un diagnóstico certero de cuál es la causa de este síndrome». Por ejemplo, detalla que en la endometritis subclínica aun están investigando «y está el tema complejo».

La reproducción es considerada una función de lujo y las vacas no la llevarán a cabo si no tienen la energía necesaria
Prevenir es la clave porque se pueden evitar muchos problemas. «Un buen cuidado de la transición (preparto, parto y posparto), buenas parideras, higiene, limpieza… en definitiva, un bueno manejo es fundamental». La alimentación, entre otros temas esenciales, «es básica para un buen funcionamiento reproductivo en las explotaciones». Luis Ángel resalta que la reproducción es una «función de lujo». Por eso, si el alimento no le genera la suficiente energía la vaca no va a reproducirse y tendrá dificultades. «Si le baja a la alimentación, lo primero que dejará de hacer es la reproducción, aunque seguirá produciendo leche en mayor o menor medida».

El investigador resalta que un buen manejo y una buena alimentación evitará muchos problemas, «siempre habrá un porcentaje de errores, pero al final todo lo que se refiere a las vacas se centra mucho en la prevención».

Pérdidas económicas
Para determinar la vida económica productiva excelente de las vacas lecheras es necesario considerar tres factores: la toma de decisiones económicas racionales, los cambios en el rendimiento de las vacas a lo largo del tiempo y el progreso genético acelerado asociado a las nuevas tecnologías reproductivas y las pruebas genómicas . Además, hay muchas otras variables que pueden influir en la toma de decisiones en las explotaciones agrícolas, lo que dificulta el establecimiento de reglas universales en esta área.

Con la RBD aumentan los días en leche por lo que crece la cola de lactancia

Para estimar el coste económico de este síndrome, se tienen en cuenta numerosos parámetros. En Michigan se realizó un estudio económico integral sobre la RBC y se observó que las mayores pérdidas o costes económicos estaban asociados ala producción de leche, el sacrificio y el coste del semen adicional, entre otros. El investigador incide en que «cada inseminación más que ponemos son 21 días más, como mínimo, que se aumenta el intervalo entre partos y que suben los días en leche, y eso supone pérdidas económicas en la explotación porque son días que aumentamos a la cola de lactancia, no a la zona buena de lactancia».

Luis Ángel indica que otro problema económico es que «si el animal tiene este síndrome en varias ocasiones, se acaba eliminando por baja fertilidad y se introduce un animal de recría. Todo esto representa una pérdida».

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