El Grupo Operativo PRERIVID avanza en la predicción hídrica para un viñedo más sostenible
El proyecto demuestra que la integración de tecnologías avanzadas junto con el uso de tratamientos agronómicos adaptativos ofrece herramientas prometedoras para preservar la calidad vitivinícola en un escenario de cambio climático

Los expertos Javier Cancela y Jesús Yuste durante una explicación en la visita a la venía de Quinta Couselo con el motivo de la jornada de presentación de los avances del proyecto PRERIVID
El miércoles 10 de abril tuvo lugar en la bodega Quinta de Couselo, situada en el valle de O Rosal (Pontevedra), una jornada que reunió a diversos investigadores e integrantes del sector vitivinícola con el fin de exponer desde una perspectiva científico-técnica, los avances del proyecto PRERIVID: “Predicción de necesidades hídricas del viñedo para un uso sostenible del agua de riego”. Este grupo operativo supraautonómico tiene como objetivo el desarrollo de una herramienta de gestión del riego en viñedos con la que se pretende predecir las necesidades hídricas de cada parcela integrando múltiples parámetros: datos meteorológicos, humedad del suelo, estado fenológico y la predicción meteorológica local.
“El vino es mucho más que una tradición en España, es un motor económico que genera miles de millones al año y que sitúa a España como uno de los principales productores a nivel mundial. Pero debido al cambio climático están cambiando las reglas de juego”, expresó Beatriz Moure, técnica de gestión en FEUGA (Fundación Empresa-Universidad Gallega). Son varios los desafíos a los que se enfrenta actualmente el sector vitivinícola: el aumento de temperaturas, sequías más prolongadas y el adelantamiento en la maduración de la uva, que comprometen la calidad del producto y dificultan la producción en zonas en riesgo de desertificación.

Beatriz Moure y Javier Cancela durante las ponencias de la jornada PRERIVID
Para hacer frente a esto nace PRERIVID. Una iniciativa, cofinanciada con fondos FEADER (80%) y el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación (20%), que busca ofrecer soluciones tecnológicas innovadoras para una gestión eficiente del agua en el cultivo del viñedo, en un contexto de creciente estrés hídrico y cambio climático. Esta se basa en la integración de datos clave recogidos a través de sensores instalados y del análisis de distintos parámetros que son relevantes para determinar el contenido de agua en el suelo, potencial hídrico de tallo y controles agronómicos (fenología, caracterización y manejos del dosel vegetal, así como la determinación de la superficie foliar externa en envero).
Con ellos se valida un modelo que, junto con los datos obtenidos de la predicción meteorológica a 7 días, calcula la evapotranspiración de referencia (ETo) y los coeficientes de cultivo (Kc) a futuro, desarrollando una herramienta de gestión de riego eficaz. También ajusta las predicciones obtenidas de PRERIVID al estado fenológico, a la configuración del viñedo, los manejos culturales y los tipos de suelo en las zonas vitícolas de estudio, y evalúa también prácticas agrícolas con un impacto en la gestión del agua, como puede ser el uso de cubiertas vegetales o la aplicación de caolín. Esto permitirá a los viticultores ajustar el riego de forma precisa, y estimar la calidad de la uva en función de los tratamientos establecidos en el viñedo, otro de los objetivos del proyecto.
“PRERIVID busca contribuir a un sector más competitivo y sostenible, asegurando la continuidad de una actividad fundamental para el tejido económico, social y cultural de muchas regiones españolas”
El uso de herramientas digitales (espectroscopía NIR) para evaluación del estrés hídrico del viñedo es otra de las claves de este grupo operativo que tiene como fin último: una viticultura más resiliente, capaz de adaptarse a los efectos del cambio climático, como las olas de calor y la disminución de lluvias, que ya están afectando a zonas tradicionalmente vitivinícolas. Según Moure, “PRERIVID busca contribuir a un sector más competitivo y sostenible, asegurando la continuidad de una actividad fundamental para el tejido económico, social y cultural de muchas regiones españolas”.
Este proyecto se enmarca en los Grupos Operativos de la PAC, concebidos como instrumentos clave para fomentar la innovación en el sector agroalimentario y forestal europeo, mediante la colaboración multisectorial entre actores públicos y privados. PRERIVID agrupa entidades de Galicia, Comunidad Valenciana, Castilla y León y La Rioja, lo que garantiza una visión plural y representativa del viñedo español. La labor de FEUGA dentro del proyecto se centra especialmente en la divulgación y transferencia de los resultados al conjunto del sector, con publicaciones, jornadas y materiales técnicos diseñados para garantizar que los avances tecnológicos lleguen al territorio.
Javier Cancela, investigador del Departamento de Ingeniería Agroforestal (USC – PROePLA) expuso el enfoque técnico del proyecto, subrayando la necesidad de “aprender a regar» (algo que se planteaba internamente desde las bodegas del proyecto) teniendo como base datos científicos. “Todo esto se fundamenta en información sólida y concisa, generada tanto por investigadores como por las empresas que colaboran en el proyecto. Partimos de predicciones meteorológicas a siete días, fiables y robustas, que nos permiten anticiparnos y decidir cuándo y cuánto regar”.
Se repasaron las principales actividades realizadas hasta la fecha: la instalación de sensores en todas las fincas y su calibración, la adaptación de sistemas de riego ya prácticamente finalizada, zonificación de parcelas, vuelos de dron térmico y multiespectral, toma de datos diaria para el análisis de suelo y foliar (clima, humedad del suelo, potencial hídrico). También la modelización climática que ya comenzó en 2023 en Quinta Sardonia y este año se extendió a las otras dos bodegas. Cancela también abordó los dos tratamientos específicos sobre los que se está haciendo un estudio en paralelo: el uso de caolín (Bodega Enguera) y cubiertas vegetales (Quinta Sardonia y Quinta de Couselo).
En esta última, Quinta de Couselo, donde tuvo lugar el evento, se trabaja principalmente con la variedad Caíño Blanco, aunque también se observa el manejo de Albariño. El tipo de conducción en parra, es bastante diferente al resto de participantes, lo que le añade interés experimental. Además de las actividades mencionadas, allí se está utilizando información meteorológica de la estación de Aseiras para alimentar los modelos predictivos. También se lleva a cabo una actividad transversal (no aplicada en todas las bodegas), en la que se recolectan hojas para analizar con espectroscopía (ultravioleta, visible e infrarrojo cercano), con el fin de correlacionar datos espectrales con el estado hídrico de las plantas.
Débora Franco, directora de MONET Viticultura, presentó el enfoque tecnológico de MONET dentro del proyecto PRERIVID: “Nuestra principal herramienta es una plataforma web (y app) que funciona como un sistema de apoyo a la toma de decisiones en viticultura. Desde ella se puede controlar el estado del viñedo en tiempo real desde cualquier dispositivo con conexión a internet”. Esta plataforma está centrada en el desarrollo de modelos predictivos para la gestión del riego en viñedos centrándose en tres áreas clave: enfermedades fúngicas, fenología de la vid y optimización del riego.

Débora Franco, directora de MONET Viticultura, presentó el enfoque tecnológico de MONET dentro del proyecto PRERIVID
Para ello, integra datos de sensores de humedad y predicciones meteorológicas localizadas para calcular semanalmente el tiempo de riego necesario para cada parcela. Débora señaló los desafíos asociados a la predicción de tormentas y propuso mejoras en el modelo para reducir errores en el cálculo de necesidades hídricas en semanas críticas. Hasta la fecha, la herramienta ha demostrado una alta precisión en condiciones normales: “el mayor error acumulado en tiempo de riego fue de 50 minutos en una semana con tormentas. El resto del periodo tuvo desviaciones mínimas”. Además, la plataforma ofrece otras funcionalidades, como mapas de vegetación y un sistema de gestión documental (cuaderno digital de explotación).
Respecto al proyecto, comentó que no se han utilizado los mismos sensores en todas las fincas. Una decisión consciente, adaptando el tipo de sensor a las características específicas de cada viñedo: en Quinta de Couselo se emplearon sensores Teros 12. Mientras que en Quinta Sardonia y Bodega Enguera: sondas DILANDROP. Aunque todos ellos, según afirmó, “proporcionan los datos esenciales para calcular las necesidades hídricas, y nos permiten comparar diferentes tecnologías”.
Jesús Yuste, Doctor Ingeniero Agrónomo e investigador del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL), presentó los avances del ensayo experimental en la finca de Quinta Sardonia. “Es fundamental para cualquier estudio, para cualquier trabajo, ejecutar un diseño experimental adecuado, porque toda conclusión o resultado que se saque se va a tratar de extrapolar a otras posibles situaciones”, señaló Yuste. El experimento, cuidadosamente diseñado en una parcela con alta variabilidad edáfica, comparó tratamientos de riego frente a secano y laboreo tradicional frente a cubiertas vegetales sembradas.
Se observaron mejoras en parámetros fisiológicos bajo riego, aunque el secano mostró una ligera ventaja en términos de concentración de azúcares e IPT (Índice de Polifenoles Totales).
Los tratamientos combinaron dos niveles de riego (riego y secano) y dos tipos de manejo del suelo (laboreo tradicional y cubiertas vegetales sembradas). En las cubiertas se incluyeron especies como trigo, cebada, esparceta, mostaza y veza. Durante el ciclo 2023 se aplicaron nueve riegos, monitorizando la respuesta fisiológica, agronómica y enológica del viñedo. Se observaron mejoras en parámetros fisiológicos bajo riego, aunque el secano mostró una ligera ventaja en términos de concentración de azúcares e IPT (Índice de Polifenoles Totales). Con las cubiertas vegetales, a pesar de que no estaban plenamente establecidas desde el inicio del ciclo, ya se percibieron efectos en la expresión vegetativa y productiva, especialmente en peso de racimo y madera, con una ligera reducción bajo cubierta.
Las vinificaciones por tratamiento permitirán estudiar el impacto en calidad de vino a lo largo de varios años, consolidando una estrategia integral basada en datos agronómicos y sensoriales. Por ahora, tan solo se cuenta con algunas muestras como señaló Christian Rey, Director Técnico de la bodega y la finca en Quinta Sardonia: “Hemos obtenido una barrica. La estamos metiendo, estamos siguiendo la crianza, y haremos lo mismo todos los años para ver realmente, no solo condiciones técnicas, es decir, no solo las analíticas, como van variando de unos sistemas a otros, sino el impacto que tenemos en la calidad del vino, al final, en la cata, que es lo que nos interesa, no solo (la calidad) productiva, sino también cualitativa”.
Marta Rodríguez, investigadora de la Universidade de Santiago de Compostela (USC – PROePLA ) expuso las actividades llevadas a cabo en la parcela experimental de Quinta de Couselo. Se comenzó la campaña con un estudio de conductividad eléctrica aparente del suelo mediante sensores EM38, lo que permitió diseñar bloques experimentales diferenciados y obtener un mapa para identificar la variabilidad espacial del suelo, tanto en sus propiedades físicas como químicas.
En estos bloques se instalaron sensores TEROS-12 y TDR (Reflectometría en el Dominio del Tiempo) a dos profundidades distintas: 20 cm y 50 cm. Con estos sensores se pudo medir el contenido volumétrico de agua, la conductividad eléctrica aparente y la temperatura del suelo, obteniéndose una correlación elevada entre ambos tipos de sensores. Durante la campaña pasada, aún sin la aplicación de riego, se observó una evolución similar del contenido de humedad en los tres bloques. Además, se comprobó una alta correlación entre los datos obtenidos por los sensores TEROS-12 y TDR, con un coeficiente de determinación de R² = 0,87, lo que valida la calidad de ambas mediciones.

Sensores TEROS-12 y TDR (Reflectometría en el Dominio del Tiempo) a dos profundidades distintas: 20 cm y 50 cm
Por otro lado, se llevó a cabo la determinación del estado hídrico de la planta mediante cámara de presión (Scholander), seleccionando hojas expuestas al sol, adultas y sanas, embolsadas una hora antes de la medición (realizada a las 11:00 h). Al igual que en el suelo, el estado hídrico de la planta fue similar entre los tres bloques, lo cual se espera que cambie en futuras campañas al comenzar los tratamientos diferenciados de riego. En relación con las cubiertas vegetales, estas se sembraron en noviembre de 2024, por lo que los datos aún no reflejan su efecto. A lo largo de la campaña se irá evaluando su evolución y su influencia sobre los parámetros del viñedo.
En una retransmisión en directo desde Valencia, Juan Martínez Barberá, responsable de I+D+i de Bodegas Enguera, habló sobre los desafíos climáticos que viven en esa zona como las extremas sequías sufridas en julio de 2014 o las plagas de mosquito verde de estos últimos años. Su ponencia se centró en la aplicación de caolín, un mineral arcilloso que forma una película protectora en las hojas, ayudando a reducir el estrés térmico y la transpiración excesiva, además de optimizar el uso del agua en condiciones de alta temperatura y radiación solar. Según señaló sobre los resultados: “Precisamente donde se ha aplicado caolín, la viña aparentemente estaba más sana y menos afectada, sobre todo, por el mosquito verde”.
Mar Vilanova investigadora del Instituto de Ciencias del Vino y la Vid (ICVV-CSIC) presentó su trabajo en el ámbito de la calidad físico-química y aromática del vino, poniendo especial foco en la correlación del potencial hídrico del tallo con espectroscopía en diferentes rangos: NIR, MIR y visible-ultravioleta. Este trabajo se llevó a cabo en las bodegas Quinta de Couselo y Bodega Enguera y para ello se empleó un autoanalizador enzimático (Biosystems) y un equipo espectroscópico de alta capacidad. También destacó el empleo de metodologías avanzadas de cromatografía para caracterizar la huella aromática de la variedad Caiño Blanco.
Vilanova señaló que, aunque aún es pronto para sacar muchas conclusiones, sí se pueden observar algunas diferencias tanto en vinos como en mostos: “Vemos un incremento en este primer año en algunas familias interesantes cuando utilizamos el caolín. Fundamentalmente ésteres, non-isoprenoides y compuestos de 6 átomos de carbono, que son compuestos interesantes a nivel de calidad aromática del vino”. Los resultados también evidencian un posible efecto del caolín sobre el incremento de compuestos aromáticos clave en Monastrell, lo que plantea nuevas líneas de investigación para los próximos años.
“No hay que engañarse. La cubierta vegetal supone a priori una mejora en la estructura del suelo, que en principio puede permitir mayor capacidad de retención de agua y disponibilidad de nutrientes, pero no evita que la propia cubierta tenga un consumo. No podemos aseverar eso».
Respecto al tema de la cubierta vegetal, Jesús Yuste desmiente que éstas reduzcan las necesidades hídricas del viñedo: “No hay que engañarse. La cubierta vegetal supone a priori una mejora en la estructura del suelo, que en principio puede permitir mayor capacidad de retención de agua y disponibilidad de nutrientes, pero no evita que la propia cubierta tenga un consumo. No podemos aseverar eso. En realidad, lo que estamos viendo es hasta qué punto, esta competencia añadida, puede verse limitada para que no sea agravante y perjudicial productiva y cualitativamente para el viñedo”.
Estas conclusiones reflejan un avance importante en el objetivo principal del proyecto: dotar a las bodegas de una herramienta predictiva eficaz para la gestión hídrica inteligente en viñedos. PRERIVID demuestra que la integración de tecnologías avanzadas junto con el uso de tratamientos agronómicos adaptativos (como caolín y cubiertas vegetales) ofrecen herramientas prometedoras para preservar la calidad vitivinícola en un escenario de cambio climático, posibilitando nuevas estrategias de viticultura resiliente, basada en datos, adaptabilidad y reducción del impacto ambiental.
Al acabar las ponencias, expertos y participantes acompañados por Rubén Pérez, Director Técnicode Quinta Couselo y encargado de llevar la parte de ocio de la jornada, hicieron una visita por las viñas experimentales para conocer el estado y funcionamiento de los sensores de forma práctica. Tras recorrer también la bodega, el público asistente disfrutó de una degustación de vinos y pinchos a cargo de los anfitriones.
El Grupo Operativo PRERIVID está enmarcado en el marco del Plan Estratégico de la Política Agraria Común (PEPAC) 2023-2027, financiado en un 80% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) de la Unión Europea y en un 20% por el por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). La Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria (DGDRIFA) es la autoridad encargada de la aplicación de dichas ayudas. Presupuesto total del proyecto: 589.371,54€, Subvención total: 583.385,01 €. El Grupo Operativo PRERIVID es la entidad responsable de este contenido.